"Soy una sobreviviente. Soy como una
Cucaracha. Simplemente no se pueden deshacer de mí."
Madona
No, no es el Ave Fénix: es el Osito Téllez. Si alguien pensaba que su reclusión en un cuarto trasero de Los Pinos habría de durar mucho tiempo, estaba equivocado. Los representantes de las casas de bolsa que tienen el control de la Bolsa Mexicana de Valores eligieron al ex secretario de Comunicaciones y Transportes para asumir la presidencia de esta institución a partir de abril.
Luis Téllez (no, no sé por qué lo llaman Osito) nos comprueba que hay vida después del erario. No es la primera vez. Una y otra vez este economista del ITAM, doctorado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, ha encontrado maneras de sobrevivir ante las presiones y turbulencias.
Según Javier Cadena Cárdenas ("El joven Téllez", El Diario del Estado de México), Luis es hijo de Agustín Téllez Cruces, quien fue presidente de la Suprema Corte de Justicia en 1977-1981, senador de la república en 1982-1984, gobernador sustituto de Guanajuato en 1984 y representante de México ante el Vaticano en 1990. Tuvo una fulgurante carrera en el servicio público una vez concluidos sus estudios. De coordinador de asesores de Carlos Salinas de Gortari en la Secretaría de Programación y Presupuesto pasó a la Dirección General de Planeación Hacendaria en 1987-1989. Salinas lo nombró subsecretario de Planeación en la Secretaría de Agricultura (1990-1994) que encabezaba Carlos Hank González y ahí se convirtió en el arquitecto de la crucial reforma al Artículo 27 de la Constitución.
La capacidad de supervivencia política de Téllez se demostró cuando saltó del sexenio de Salinas al de Ernesto Zedillo, quien lo nombró jefe de la Oficina de la Presidencia en 1994. Más adelante, de 1997 a 2000, fue secretario de Energía. Trató infructuosamente de impulsar una reforma energética, ya precursora de las de Vicente Fox y Felipe Calderón, pero que el PAN y el PRI en el Congreso dijeron que no apoyarían.
El triunfo del panista Fox en las elecciones presidenciales de 2000 pareció poner fin a su carrera pública. Téllez pasó al sector privado, primero como vicepresidente ejecutivo del Grupo Desc, el diversificado consorcio industrial que preside Fernando Senderos Mestre, y después como codirector de Grupo Carlyle de México, una firma internacional de inversión.
El renacimiento de Téllez en la vida pública se dio después de que apoyó la candidatura presidencial del panista Felipe Calderón en 2006. Aunque aspiraba a ocupar la Secretaría de Hacienda, el presidente lo nombró secretario de Comunicaciones y Transportes. Después de dos años, la difusión de una serie de conversaciones telefónicas en que con lenguaje altisonante se quejaba de otros funcionarios públicos provocó un escándalo político. El propio Téllez afirmó que estaba siendo chantajeado y dio a conocer una carta anónima en que se le amenazaba con dar a conocer más grabaciones si no renunciaba. El presidente Calderón lo sostuvo algunas semanas, pero al final decidió remplazarlo e invitarlo a colaborar con él como asesor en cuestiones de política económica.
Ahora Téllez ha encontrado otra salida. Su elección como próximo presidente de la Bolsa Mexicana de Valores le da oportunidad de escapar a la presión política para asumir una responsabilidad que, aunque también es visible, se encuentra en el sector privado. Nadie duda de la capacidad de Téllez para el cargo, si bien queda una inquietante impresión de que el Gobierno Federal buscó darle un acomodo en un cargo para el que había otros candidatos también muy capaces.
¿Por qué ha sobrevivido tantas veces el Osito Téllez? Su inteligencia ha sido sin duda crucial. Presidentes tan distintos como Salinas, Zedillo y Calderón han apreciado su capacidad para analizar problemas y encontrar soluciones prácticas. Me imagino que eso es lo que buscan ahora los dueños de la Bolsa, que deben estar, sin embargo, conscientes de los problemas de llevar a la presidencia de su institución a un político que hace tan poco tiempo ha estado en el ojo del huracán.
Por otra parte, a la Bolsa le puede salir relativamente barato su nuevo presidente. Corre el rumor por los corredores financieros del Paseo de la Reforma que la única condición que se le impuso a Téllez para ocupar su nuevo cargo es que no use ningún teléfono celular.
Miguel Alessio Robles, consejero jurídico de la Presidencia de la República, me llama por teléfono para cuestionar mi artículo "Extinguir dominio" publicado este 26 de marzo. Me dice que el propósito de la iniciativa de extinción de dominio del presidente Calderón, "tergiversado por posiciones políticas", es "quitarles los bienes a los delincuentes, independientemente de que los puedas encontrar culpables o no". Hoy hay, por ejemplo, "170 aviones decomisados que no podemos utilizar o vender". Si el propietario o el arrendador acreditan ante un Ministerio Público la propiedad o alquiler de un bien, no se les llevará a juicio. En eso la iniciativa del presidente contrasta con la actuación del Gobierno del Distrito Federal en el caso News Divine, en que el inmueble fue expropiado a pesar de que los dueños comprobaron que lo tenían legalmente arrendado. Alessio añade que la propuesta del presidente "sí busca resarcir daños a las víctimas". Pero el meollo es evitar el "lavado" de dinero.