Unificados tirios y troyanos en la exigencia de remoción de su titular, Gerardo Ruiz Mateos, la Secretaría de Economía acaba de anexar una “hazaña” más en su ya larga bitácora: desquiciar el mercado del azúcar.
Del tamaño del caos habla el incremento de 10 por ciento en el precio del dulce registrado el miércoles pasado, en reacción a una escasez sin precedente provocada por la negligencia de la dependencia.
En la rebatiña, hete aquí que la mitad de las empresas productoras de galletas, dulces, chocolates y conservas, están tomando el producto al precio que sea. Y es que, por primera vez en varios años, la zafra derivó en una producción inferior a la demanda interna del país.
Estamos hablando de 4.9 millones de toneladas, frente a una demanda de 5.4 millones.
El problema lo agravó la mano laxa de la autoridad al permitir la exportación, con proa hacia Estados Unidos, de un millón de toneladas de los inventarios acumulados en la coyuntura de la devaluación del peso; la escasez del dulce en el país del Norte, y las facilidades arancelarias del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El caso es que el país vendió el edulcorante cuando el precio del mercado internacional equivalía a la mitad del actual.
Agravada la escasez, así, el precio se fue al cielo, ante el apremio del mercado interno y de pasadita un exceso de demanda por parte de países como China.
En los últimos seis meses el costo del azúcar se había elevado de nueve a 19 pesos el kilo, con la novedad, decíamos que el miércoles llegó a 21.
Lo inaudito del asunto es que a la vista del desastre en la zafra y la molienda la Secretaría de Economía había hecho públicas supuestas “estimaciones” que hablaban de un consumo inferior en el país para este año, ya ve usted tantos diabéticos, calculándose solamente un faltante de 600 millones… de kilos.
Pecata minuta, errorcito de dedo, pues.
La reacción de la dependencia, o si lo prefiere la reversa, llegaría apenas hace unas semanas, al fragor de la gritería de las industrias galletera, confitera, panadera, chocolatera y de jugos y bebidas ante la brutal escasez y carestía.
La presión derivó en la apertura de cupos, es decir, cuotas de importación del dulce libre de arancel procedente de países centroamericanos, con énfasis en Costa Rica, con la novedad de que la dependencia abrió un esquema novedoso para otorgar éstos vía una licitación pública, lo que llevó varias semanas para instrumentarse.
Derecho de compra libre del azúcar del exterior al mejor postor.
La puerta, naturalmente, se le abrió a las grandes comercializadoras o traiders, es decir Carguill y ED&F Mann… quienes, “casualmente” ya tenían almacenados en los recintos fiscales miles de toneladas en espera de la luz verde.
La primera de las subastas se realizó el miércoles pasado, con un cupo de 100 mil toneladas.
El problema es que reconocido oficialmente el boquete en relación con la oferta y la demanda, se provocó un incremento adicional de dos pesos en el producto.
Se diría, pues, que la dependencia le dio el banderazo a los especuladores para afilarse los dientes… y de pasadita las uñas.
Y aunque será hasta hoy cuando la dependencia dé a conocer el nombre de los postores ganadores, nadie apostaría contra los traiders multinacionales, cuya capacidad de almacenamiento es infinita.
Las subastas se mantendrán vivas durante lo que resta de este mes y el próximo octubre… con la novedad de que en este último se inicia la zafra, lo que necesariamente cambiará el panorama.
La Secretaría de Economía, pues, reaccionó tarde; instrumentó torpemente la posibilidad de mayor oferta, y le levantó la mano a la especulación en un abanico de dislates.
Dicho con todas las letras, el azúcar que los productores nacionales exportaron en su momento, ahora se importa al doble de su precio.
Por lo pronto, algunos industriales están recurriendo a la Comisión Federal de Competencia para denunciar lo que se califica como prácticas monopólicas absolutas y discriminación de precios, afectando a un producto esencial en la canasta básica.
Ahora que el crucificado, como siempre, es el público consumidor.
Una raya más al tigre.
Balance general
Cancelada, momentáneamente, la posibilidad de consenso del Congreso frente a la propuesta original de la Secretaría de Hacienda de recargar el peso del boquete fiscal en una mayor carga impositiva, el Gobierno finalmente optará por la salida más sensata: adelgazar el aparato público.
En la mira se ubica la conversión de tres secretarías en simples oficinas administrativas.
La baraja plantea cuatro cartas a escoger: Turismo, Reforma Agraria, Función Pública y Energía.
En el primero y cuarto casos se reforzarían el Consejo de Promoción Turística y el Consejo Regulador de Energía, en paralelo al Consejo Nacional de Hidrocarburos.
En paralelo, las funciones regulatorias de la Secretaría de Turismo se sectorizarían a la de Economía y las de la Reforma Agraria a la de Agricultura.
La Función Pública pareciera en chino, dado que no hay opción de sectorización, y su liquidación llevaría años.
En paralelo, habrá un ajuste en el aparato público; se suspenderán prestaciones a la burocracia dorada y se cancelarán ventanillas redundantes.
ISR, no IETU
Aunque la pretensión original de la Secretaría de Hacienda hablaba de mantener la incómoda convivencia entre el Impuesto sobre la Renta y el Impuesto Empresarial de Tasa Única, aún incrementando la tasa del primero de 28 al 30 por ciento, la pelea hoy es sólo por mantener el último en los tributos, aunque sea escondido.
Dicho con todas las letras, arrinconar sus virtudes en algún hueco del ISR, predominando éste como eje.
La presión, cobijada por las siglas del PRI, en realidad surge de las firmas multinacionales que se quejan de doble tributación, dado que los países donde están sus matrices no reconocen el Impuesto Especial a Tasa Única.
El ni-tú-ni-yo, pues, será la bandera con que pelee la dependencia encabezada por Agustín Carstens.
Otra vez Burgos
¿Se acuerda usted que Petróleos Mexicanos había cuadriculado hace cuatro años la Cuenca de Burgos para ofrecer contratos multianuales por zonas a una docena de empresas nacionales e internacionales para realizar trabajos de exploración en busca de yacimientos de gas natural?
Bien, pues resulta que le acaba de otorgar otro a una compañía subsidiaria del Grupo R de Ramiro Garza Cantú, llamada Industrial Perforadora de Campeche.
El pacto fue por 572 millones 868 mil 956 dólares, en un escenario en que en la competencia se quedaron atrás empresas como Hallburton, Weatherford, Dowell Schbumberg y hasta ICA Fluor Daniel.
De aquellos contratos que provocaron en su momento una espesa polémica, dada su vida multianual, nadie sabe/nadie supo.
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