Los profundos cambios y los amigos
¡De pronto, algunas personas se dan cuenta que se han alejado de sus amigos, y además, que ya no sienten interés por ellos, o bien, que sus amigos se han alejado de ellos!
Este alejamiento no se debe a una ruptura repentina, sino que se ha dado paulatinamente, al igual que sucede con la niebla, que se disipa poco a poco. Pudiera ser, que la persona que ya no siente afecto e interés por ciertos amigos, podría al principio experimentar hasta alguna nostalgia, y algún ligero sentimiento de culpa infundado.
A ese alejamiento del que estamos hablando, es el relativo al gran cambio que experimentan ciertas personas, mientras que sus amigos de los que se han alejado, han cambiado ligeramente. Y lo mismo se aplica al revés. El inmenso psicólogo que fue NIETZSCHE, lo señaló de una manera muy profunda en una de sus más grandes obras, titulada, Humano, demasiado Humano, al escribir:
“Los amigos como fantasmas.- Si nosotros cambiamos mucho, los amigos nuestros que no han cambiado se convierten en fantasmas de nuestro propio pasado: su voz llega hasta nosotros con un sonido horrible, espectral – como si nos oyésemos a nosotros mismos, pero más jóvenes, duros, inmaduros”.
NIETZSCHE se refiere a cambios que nos han hecho madurar emocional y espiritualmente. No se refiere a cambios en nuestra condición económica o social. De hecho, la mayoría de las personas que han escalado en lo económico, profesional, cultural, social, ha cambiado poco.
El verdadero cambio solamente se da cuando una persona ha sido estrujada en lo más profundo de su ser. El real cambio se da, cuando una persona experimenta espiritualmente, que ya no le interesan objetos y metas vinculados a lo superfluo, a la vorágine del exitismo vacuo; cuando experimenta por vez primera, que ha alejado para siempre una serie de actitudes y conductas que lo arraigaban a una edad propia de la juventud ligera, aun cuando se trate de una persona avanzada en años.
Los reales cambios implican cierta melancolía, pues de alguna manera debe de morir una parte nuestra de inmadurez, para dar paso a una nueva vida de mayor desarrollo espiritual y emocional.
Es falso que las personas cambien por el puro paso del tiempo. Pueden cambiar en su situación laboral, y económica, pero podrían no cambiar en la estructura de su espíritu; todo cambio implica grandes e intensas dosis de sufrimiento, a fin de que pueda tener una percepción más alta de la vida y darle el máximo valor al cuidado de su alma.
Nuestros profundos cambios emocionales y espirituales no nos permiten continuar viviendo con las mismas estrechas ideas y dañinas conductas de antes.
Uno de los más grandes errores que cometen las personas que han experimentado profundos cambios, consiste en no comunicárselos a sus amigos más queridos. El no comunicar sus cambios, causará que esos amigos dejen de entenderlo, y él, dejar de interesarse en ellos.
Y también las cosas suceden al revés: cuando algunos de nuestros amigos han experimentado grandes cambios y nosotros no, por supuesto, que no podremos entenderlos, y ellos dejarán de interesarse en nuestra persona. Pero las cosas no serán tan dolorosas como parecen: como el alejamiento es paulatino, ni lamentaremos que nos hayamos alejado de ciertos amigos, o que ellos se hayan alejado de nosotros, aunque siempre guardaremos en la nobleza de nuestra memoria el bello recuerdo de su amistad.
Cuando un amigo nuestro haya cambiado mucho, y nosotros no, usamos una frase muy común: “me sacaste el tapete de repente”.
CRITILO nos aconseja que lo realmente importante es, ir avanzando en nuestro desarrollo espiritual y emocional. Perderemos algunos amigos, pero de cualquier manera, ya los habíamos perdido al alejarnos de ellos o al haberse alejado ellos de nosotros.
La vida da, y también quita, y siempre tendremos la oportunidad de conocer a otras personas y poder hacernos de nuevos amigos.
Al final de cuentas, si maduramos y cambiamos, nos encontraremos con una enorme y grata sorpresa: ¡que hemos conocido a un nuevo amigo que no conocíamos!: a nosotros mismos.