EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

TODO CAMBIA Y NADA PERMANECE

Los seres humanos le tenemos un miedo genético a todo tipo de cambios en nuestras formas de vida. Aun, un ascenso en nuestro trabajo, éxitos económicos inesperados, constituyen cambios que nos alarman. En el fondo, quisiéramos que nuestras cosas permanecieran casi iguales, a excepción de enfermedades personales o situaciones muy difíciles por las que pasamos, sí quisiéramos que cambiaran, pero no más.

El miedo es genético, propio de nuestra larga evolución que arranca de nuestros primeros ancestros hace seis millones de años. El ser humano actual procede de esa raíz de hace seis millones de años, y logró triunfar como especie, gracias a su paulatina "adaptación" al medio ambiente. Especies humanas muy similares a la nuestra, existieron en abundancia, pero desaparecieron al no haberse podido adaptar a su entorno.

Todos los cambios ambientales drásticos y rápidos, han sido los peores enemigos de los animales y plantas, pues al no tener el tiempo suficiente para su adaptación, su camino fue su extinción.

El sabio griego Heráclito, afirmó que todo cambia permanentemente y que nada permanece, a excepción del propio cambio. Las plantas, árboles, animales de todo tipo y los seres humanos, lo que más rechazan en su núcleo vital, es todo cambio drástico y rápido, porque ello los conduce a la muerte.

Pues bien, no es cierto, como se cree, que a los seres humanos les agrade el cambio permanente, y mucho menos, los grandes cambios aun cuando se trate de relaciones entre amigos, de trabajo, o de pareja. Como defensa al cambio, sale de inmediato un sabio refrán popular, que dice: "Más vale malo por conocido que bueno por conocer".

Una de las causas más comunes de nuestra ansiedad, consiste en que no hemos precisado el concepto de los "cambios" en nuestra existencia. Por una parte, nuestra biología se defiende al inclinarse por una "adaptación" lenta y progresiva, y gracias a ello, la especie humana existe. Pero por otra parte, anhelamos cambios favorables, sin saber, que si llegan a darse, van a constituir una causa de desgaste emocional y de desajuste.

A la vez, si accedemos a un buen nivel de "adaptación" en cuanto a nuestros nuevos y mayores ingresos económicos y obtención de objetivos, se empieza a gestar en nosotros un miedo inconsciente a que las cosas no siguieran así, y que en cualquier momento la suerte pudiera cambiarnos para mal.

Además, si estamos en malas condiciones económicas, de trabajo, no sabemos que todo tiende a cambiar, como lo dijo el filósofo Heráclito, sino que irracionalmente pensamos, que para nosotros, las cosas van a permanecer siempre igual, sin cambio alguno. Si nuestra situación está mal, pensamos que no cambiará, y de antemano nos condenamos, los que puede ser una poderosa causa de lo que se denomina la "Autoprofesía cumplida". Actuamos y penamos como condenados permanentemente a la mala suerte, que terminaremos por permanecer en esa mal situación, o aun peor. En esta autoprofecía cumplida, nosotros mismos, de manera inconsciente, empedramos el camino al fracaso.

Escribió el poeta romano Ovidio: "Todas las cosas humanas penden de un hilo, y lo que estuvo firmemente establecido se derrumba repentinamente". Y también, el aforismo de la Roma Antigua: "Cambiando lo que se debe cambiar".

Critilo observa, que nuestro ánimo y nuestras fuerzas físicas y espirituales serían mayores y más constantes, si entendiéramos que a pesar de que biológicamente tenemos impreso en nuestro código genético un miedo natural a todo tipo de cambio, ese miedo lo podemos reducir a su mínima expresión. Solamente necesitamos saber que a lo largo de nuestra existencia vamos a encontrarnos con cambios constantes, cambios, que algunas veces serán para peor, y otros para mejor.

Séneca, en una de sus obras menos conocidas, llamada, Cuestiones Naturales, escribió: "Nadie se confíe cuando las cosas le sean favorables, ni se desanime cuando le sean adversas: la Fortuna es alternante. ¿Por qué te alegras como si estuvieras definitivamente seguro?... O ¿por qué te abates? Si caíste a lo más bajo, aun puedes subir: las cosas contrarias cambian a menudo a mejor, y las favorables a peor".

Si llegamos a aceptar emocionalmente, y no con la sola cabeza, que es absolutamente imposible que todo siga igual, y que aun en los cambios más inesperados, la vida nos puede ofrecer buenos regalos, nuestra felicidad sería mucho mayor, y aunque ésta cambie y no sea permanente, aun así, podrá ser muy buena.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 417115

elsiglo.mx