EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Palabras de Poder

JACINTO FAYA VIESCA

VALÍA PERSONAL Y EXIGENCIAS ÍNTIMAS

"Quien no se cree demasiado importante, vale mucho más de lo que cree" (Goethe).

En la psicología individual, el psiquiatra Alfred Adler defendía la idea de que el sentimiento de inferioridad de algunas personas se debía a una deficiente educación de su infancia. Para este genial psicólogo, si la persona aquejada de un sentimiento de inferioridad no lograba superarlo, ese sentimiento desembocaría en un verdadero y dañino complejo de inferioridad.

Para Adler, con mucha frecuencia, el sentimiento y el complejo de inferioridad le servían a quienes lo padecían, para esforzarse y destacar en la vida, como una compensación al hecho de sentirse inferiores por alguna cuestión emocional o física. Pero Goethe observó, que una gran mayoría de las personas que no se creían demasiado importantes a pesar de sus verdaderas capacidades, en realidad tales individuos gozaban de una valía mucho mayor de lo que ellos creían.

La observación de Goethe es importantísima en la vida práctica, pues un determinado porcentaje de individuos podrán rendir mucho más, si sólo se dieran cuenta que su injusta apreciación de sí mismos no era la correcta. Lo útil de la reflexión de Goethe consiste, en que la persona que ha demostrado determinadas capacidades, pero que las considera medianas, debe percatarse que precisamente, por creerse menos, esa es la prueba de una mayor valía personal.

En cambio, el fanfarrón o el presumido, por lo general lo es, como un mecanismo de compensación, ya que siente que sus capacidades son menores de lo que las presume. Quevedo decía, que es absolutamente imposible que un genio no sea ingenuo. Y esto es una realidad: el ingenuo lo es, en gran parte, debido a sus sobresalientes capacidades. Es muy raro que un genio sea presumido, pero por lo general, los genios son candorosos, ingenuos y humildes. Y su humildad no es debido a una virtud moral, sino simplemente se debe al hecho de que no llegan a advertir toda su grandeza.

Una conclusión práctica es la siguiente: que cuando una persona goza de una determinada habilidad o capacidad, pero no la reconoce como valiosa, esta falta de reconocimiento debe bastarle para aplicarse con más ahínco en esa habilidad o capacidad. Si desarrolla con mayor disciplina y esfuerzo esa habilidad o capacidad a la que no le ha dado la importancia debida, su vida será muchísimo más productiva y satisfactoria. No estamos hablando de que esa persona podría aumentar en un cuarenta o setenta por ciento su rendimiento. Estamos hablando, que su rendimiento podría aumentar en veinte, treinta o cincuenta veces. Es decir, en un dos mil, tres mil, o cinco mil por ciento más. Esto ya ha sido medido en experimentos llevado a cabo por expertos en la materia.

Goethe, en su obra, "De Arte y Antigüedad", escribió un reflexión genial que nos puede reportar una gran utilidad para nuestras vidas. La reflexión es la siguiente:

"Por más trivial que parezca, por mucho que dé la impresión de contentarse fácilmente con lo habitual y cotidiano, la vida sigue conservando y fomentando siempre, en un plano íntimo ciertas exigencias mayores, e intenta procurarse los medios para satisfacerlas".

Goethe no se refiere a la vida como un fenómeno de la naturaleza, sino a la vida de cada uno de nosotros. Nuestro poeta se refiere a ese mayoritario porcentaje de personas que llevan sus vidas de una manera que pareciera que están contentas con los múltiples aspectos de su existencia: sus trabajos, ingresos económicos modestos, sencillez, y adaptados a rutinas en sus trabajos, en sus relaciones con sus hijos, amigos, diversiones, etc.

Lo anterior es lo normal, aun cuando haya un mínimo porcentaje de personas que permanentemente estén expresando su inconformidad en múltiples aspectos. Pero lo interesante y provechoso de la reflexión de Goethe, consiste en que aun entre las personas más sencillas y adaptadas a lo habitual y a lo cotidiano, siempre, todas esas personas sencillas, alimentan en lo más profundo de su conciencia ciertas "exigencias mayores".

Critilo desea destacar, que uno de los rasgos más fundamentales de todos los seres humanos, es que todos alimentamos en nuestro corazón algún tipo de sueño, ideal, proyecto, aun cuando no lo alcancemos. Porque alcanzar un sueño no siempre depende de nosotros, sino que puede depender de circunstancias ajenas a nuestro control.

Lo importante consiste en que esos sueños y proyectos que anidan en lo más íntimo de nuestra alma, no debemos dejarlos morir, sino al contrario, nutrirlos con motivaciones profundas y trabajar en ellos. Recordemos la sabia sentencia de Nietzsche, quien nos dijo, que cuando una persona tiene el "que", es decir, el proyecto y sueño, y desea profundamente ese "que", le sobrarán fuerzas para llevarlos a cabo.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 418744

elsiglo.mx