PRISIONEROS DEL PASADO Y DEL FUTURO
El pasado nos ancla en el recuerdo de malos momentos de nuestra existencia, y también nos ancla en la nostalgia de tantos momentos de inmensa felicidad que vivimos. Y el futuro nos aprisiona en la esperanza de nuestros proyectos. ¿Y nuestro presente? Nuestro presente queda asfixiado y sin vida; el pasado y el presente le roban toda expectativa de vida.
Los recuerdos de tantos malos momentos de nuestro pasado agujeran nuestro tiempo presente y nos causan sufrimiento. Pero la nostalgia de un sinfín de bellos y felices acontecimientos de nuestro ayer, nos hace aún más infelices que los malos recuerdos. Los malos recuerdos, la nostalgia de los bellos, y la esperanza puesta en el futuro, nos imponen grilletes en nuestros pies, que nos hacen caminar lastimeramente por la vida.
La nostalgia nos hace sufrir al pensar que lo bueno de nuestro pasado se fue para siempre; y la esperanza en el porvenir nos llena de sueños, pero también de miedos y preocupaciones. El estar presos por los carceleros del pasado y del presente, nos impide vivir a plenitud el único tiempo que realmente es nuestro: el presente. FREUD dijo que aquel que mora en el pasado o se escapa al futuro nunca podrá ser "capaz de disfrutar ni de actuar".
No queremos reconocer y aceptar uno de los hechos más importantes para nuestra vida: que los recuerdos de los sufrimientos de nuestra infancia y la nostalgia de bellísimos momentos y etapas de nuestro pasado, tienen una extremada importancia para nuestro presente y futuro. Si no llegamos a entender los sufrimientos de nuestra infancia, viviremos resentidos con nuestros padres (aun cuando ya hayan fallecido) y también resentidos con la vida. Pero una vez comprendido nuestro pasado, pasemos adelante, a la página del presente.
MARCO AURELIO, el gran filósofo romano, en el Libro XII de sus Meditaciones escribió las siguientes reflexiones de una sabiduría profunda, y que de comprenderla, nuestra vida llegaría a ser diferente. MARCO AURELIO escribió:
"Todos los objetivos que deseas alcanzar en tu progreso puedes ya tenerlos si no te los regateas a ti mismo. Y por recelo, es decir: caso de que abandones todo el pasado, confíes a la providencia el porvenir y endereces el presente hacia la piedad y la justicia exclusivamente. Hacia la piedad, para que ames el destino que te ha sido asignado, pues la naturaleza te lo deparaba y tú eres el destinatario de esto. Hacia la justicia, a fin de que libremente y sin artilugios digas la verdad y hagas las cosas conforme a la ley y de acuerdo con su valor."
Claro, que es absolutamente imposible no tener recuerdos del pasado y no tener un pie adelantado en el futuro. Esto es saludable y humano. En cambio, lo que se torna enfermizo y contrario a la vida es estar quejándonos de todos los sufrimientos de la niñez, y evocando permanentemente lo felices que fuimos. Vivir marcadamente en el pasado (lamentándonos de lo malo, y sufriendo por lo bien que vivimos) y en el futuro.
SÉNECA, por su parte, escribió: "Que no te confunda la reflexión sobre la vida entera; no andes cavilando en cuáles y cuántas cosas penosas es de creer que te han de pasar, sino que a la vista de cada una de las presentes pregúntate a ti mismo qué parte de la tarea es intolerable y sufrible... luego, acuérdate que ni el futuro ni el pasado te pesan, sino siempre el presente."
CRITILO nos pide que observemos detenidamente a las personas felices, productivas, útiles a sí mismas y a las demás: son aquellas personas (de distintas condiciones económicas y sociales) que agradecen los momentos estelares de su pasado, pero que no los están reviviendo en su memoria; jamás se lamentan de su triste infancia; casi nunca están construyendo castillos en el aire y temiendo el futuro; y en cambio, viven el presente de manera intensa.