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Palabras de Poder

JACINTO FAYA VIESCA

NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

¡Te declaro mi enemiga!, le dijo la Realidad a la Apariencia. Y es que me odias y desprecias, pues no aceptas lo que en verdad son las cosas. ¡Eres excepcionalmente hábil para engañar a este mundo y a otros más! Y lo peor de todo, es que los hombres te creen más a ti que a mí.

¿Y acaso, no te has preguntado por qué razón los humanos me prefieren a mí?, le dijo la Apariencia. Por ejemplo: ¿cuántas personas malvadas pasan por honestos, y si son ricos, mucho más fácil? ¿Qué no prefieren lo aparente a lo real, cuando eligen a un profesionista por lo que parece ser y no por sus conocimientos? ¿Dime si una gran cantidad de jueces no aparentan sentenciar con justicia, cuando previamente los dobló el soborno?

¿No hay acaso sacerdotes que amparándose en su ministerio religioso, se comportan con vileza? A los humanos les agrado - siguió hablando la Apariencia-, pues tienen debilidad por lo exterior y por lo fingido. ¿Qué en las ferias, la bolita parece siempre quedar en el vaso que elegimos, y siempre perdemos? ¿Dime -Realidad-, cuál es la cantidad de mujeres que impactan por su deslumbrante cabellera, pero que si investigamos bien, muchas de esas cabelleras pertenecieron a otras cabezas, y que quizá ya hayan fallecido? ¿Y qué me dices de tantos fanfarrones que pretenden ser enormemente valientes, pero que sus hígados y riñones se parecen a los de un pollo?

Dice un refrán popular, que "por la manera de agarrar el taco, se conoce al tragón", o como decían en la Antigua Roma, que "por el canto se conoce al ave". El tragón no aparenta, ni la urraca pretende parecerse a un bello cenzontle. Pero no así el hombre, que se deja llevar por la primera impresión, engañándose casi siempre.

Lo que sucede -le dijo la Realidad a la Apariencia-, es que eres tramposa, te vales de artificios para parecer lo que no eres, no presentas tu verdadera cara, sino que usas diferentes máscaras para engañar a tu antojo. La gente se inclina a creer que todo lo que brilla es oro, y tú, con tu silencio, los mantienes en el error. Por ejemplo, ¿niegas que seas amiga de los vicios, pues no hay ninguno de ellos a los que no les prestes la Apariencia de algún rasgo de virtud? Éste es el caso, cuando aparentemente te muestras generoso al elogiar, pero en el fondo, eres un vulgar adulador que pretende beneficiarse del adulado.

¡Yo como Realidad soy la verdad, lo que es, pero tú, no me dejas que los hombres realmente me conozcan! ¡Te equivocas -le contestó la Apariencia!, ¿Acaso tengo yo la culpa, que el seductor ablande el corazón de la mujer con sus palabras bellas y falsas promesas? ¿No habría que culpar a las seducidas por creer en lo que parece y no en lo que realmente es? Si los humanos supieran que en las aguas superficiales y quietas de los mares, corren en lo profundo ríos desbocados, no le otorgarían el valor de verdad a lo que sólo parece serlo. ¿Qué no han escuchado el refrán: "La mona aunque se vista de seda, mona se queda"?

Tú quieres que todo lo que se mostrara, correspondiera a la verdad, a la Realidad que eres -le dijo la Apariencia-, pero desgraciadamente, las personas son muy extrañas y caprichosas. Por una parte, dicen que quieren conocer la realidad, pero apenas se les empieza a decir lo que no les gusta, y se tapan los oídos. ¿Cuántas mujeres y hombres en relación a su estado de salud, prefieren no investigar más a fondo, aun sintiéndose mal, creyendo que dilatando las cosas, su malestar o enfermedad no avanzará? ¡Ya no me digas nada!, es una frase que oímos con frecuencia cuando la amenazadora realidad empieza a surgir, pero el amenazado ya no quiere continuar escuchando, con la falsa esperanza de que si no acaba de conocer la verdad, la media verdad que ya escuchó, no pasará a convertirse en una verdad entera.

Las medias verdades, dice Critilo, encierran en ocasiones, más perversidad que una mentira. La mentira, como ya se dijo completa, tiene sus límites ya marcados, mientras que las medias verdades abren las puertas a toda clase de especulaciones, provocando que la imaginación enloquezca al que se le ha dicho sólo la media verdad.

¡Malditas verdades a medias, y perversos quienes las dicen para hacer aparentar la maldad cuando no la hay!

¡Critilo nos dice, que nos quedemos con el vidrio útil y no con el falso diamante, con lo que es, y no con los ornamentos y artificios, con la Realidad y no con la Apariencia!

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