SAGACIDAD Y ASTUCIA PARA UN MUNDO COMPLEJO
Los individuos están en su punto de perfección desde el momento en que han pulido sus capacidades y habilidades naturales, y cuando han llegado a adoptar la prudencia como faro para sus vidas. Cuando las personas están en este punto, es cuando se encuentran en la posibilidad de adquirir y ejercer el arte de abrirse un camino en el mundo.
Gracián dice, que cuando el hombre llega a la plenitud de sus facultades, "trata de ser persona, estima el ser estimado, abraza la virtud, logra la amistad, busca el saber, atesora noticias y atiende a todo sublime empleo".
Romera - Navarro, refiriéndose a un individuo que haya llegado al estado anteriormente descrito, se convierte en un hombre "sabio", es decir, que llega a ser un "hombre profundamente juicioso, experimentado y prudente, conocedor del verdadero valor de las cosas; y no precisamente el gran conocedor de libros, de inmensas lecturas...".
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Para Gracián, el Genio y el Ingenio constituyen los dos ejes del lucimiento personal. Y si falta uno de éstos, la felicidad será a medias. Y afirma también, que causa infelicidad el no haber acertado en la vocación, en el empleo, en el lugar en que se vive, pudiendo vivir en otra ciudad más apropiada, o en haberse casado cuando su naturaleza le pedía que permaneciera soltero, o en empeñarse en seguir solero, cuando su naturaleza le pide que abrace el matrimonio.
Gracián entendía por Genio las inclinaciones naturales, los talentos y las disposiciones particulares con que nos ha dotado la naturaleza, es decir, con todo aquello que se nos da por nacimiento. Y en cambio, por Ingenio entendía Gracián, la potencia de nuestra inteligencia o entendimiento que nos sirve para comprender las cosas y escudriñarlas detenidamente y en profundidad. Forma parten del Ingenio, las cualidades naturales y las adquiridas, como lo son el buen juicio, el certero razonamiento, las habilidades prácticas, los conocimientos variados.
El Genio guarda una relación directa con el "carácter", mientras que el Ingenio lo guarda con el intelecto. Gracián a conseja, que las personas usen su Genio inclinándose por oficios importantes y por actividades honrosas. Pide, que seamos muy cuidadosos al elegir nuestras ocupaciones, a fin de que podamos rendir buenos frutos, y de no contradecir jamás a nuestras inclinaciones naturales. Dedicarnos a aquellas actividades que podamos desarrollar eficazmente, y nunca emprender trabajos que estén más allá de nuestras capacidades, energías o posibilidades.
Y finalmente, nos pide que vivamos en aquellas regiones o ciudades que sean propicias a nuestra vocación y habilidades naturales. Porque mientras una ciudad puede ser para un individuo lo mejor para su vida, la misma ciudad podría ser para otra persona, un destierro. Por esto, tu ciudad predilecta debe ser aquella que mejor te trata y en la que mejor te sientas.
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El sabio jesuita español, Gracián, nos dice, que para obtener la grandeza en los asuntos humanos de la vida de cada día, el "saber" y la "valentía" son los instrumentos fundamentales. Nos dice: "tanto es uno cuanto sabe, y el sabio todo lo puede". Nos explica, que si no estamos enterados de los más importantes acontecimientos de nuestro medio, el mundo está oscuro para nosotros. Y enfatiza la idea, de la esterilidad de nuestra sabiduría si carecemos de la virtud de la valentía.
Nos relata Gracián, que un hombre muy sabio se fue quedando con todos los bienes, pero que a la hora de elegir con cuáles se quedaba como dueño, hizo a un lado la corona y tiara que le daría un Reino, desechando también los grandes cargos públicos, y con lo único que se quedó, fue con una "medianía", la famosa "dorada medianía" a que aludían los griegos, ya que para ese sabio, estimaba a esa "medianía" como la única y verdadera felicidad.
Critilo nos dice, que esa "dorada medianía", no es lo mismo a elegir una vida mediocre. Hay personas enormemente ricas o con poder político, pero absolutamente viviendo una vida mediocre. En cambio, la "medianía" es alejarse de los extremos, conformarse con lo necesario y decoroso y vivir sensatamente.
Critilo nos deja la sabia reflexión de Gracián, que repite en sus dos obras maestras: "El Criticón", y "El Discreto". La reflexión dice así: "Sin valentía nada vale, todo es sin fruto; poco importa el acertado consejo, si la valentía no ejecuta, así, que el pensar y ejecutar deben ir juntos".