'ESTOY EN LA OFICINA, VIEJA'
Hay una película de Jim Carrey llamada "Mentiroso, mentiroso" (Liar liar, 1997) en la que el protagonista, como expiación a sus frecuentes mentiras, se ve forzado a no decir sino la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad (¡Lo juro!) durante un día completo. De más está decir que su vida durante esas 24 horas resulta un auténtico infierno.
Establezcamos lo obvio: todos mentimos. Mucho o poco, en relación con cuestiones importantes o en nimiedades, pero no hay ser humano que no haya faltado alguna vez a la verdad. El asunto es qué tan trascendente es la mentira
Para saber qué tanto se mienten entre sí los cónyuges, y sobre qué temas, la revista global Reader's Digest (conocida en México como "Selecciones") realizó una encuesta en 15 países. Los resultados son un tanto sorprendentes.
En catorce de esas quince naciones, el tópico sobre el que más se miente en el matrimonio es el paradero del cónyuge. O sea, que está en un sitio y le dice que está en otro; o bien alega que estuvo hasta tarde en la oficina y en realidad se fue al cine porque en el cubículo hacía un calor de todos los demonios. Cosas así. En eso de andar inventando cuentos chinos de dónde anduvo uno, los rusos sacan la medalla de oro: un altísimo 68% de los hombres y 42% de las mujeres han mentido sobre en dónde se habían metido. Quizá ello explique el altísimo porcentaje de divorcios en aquellos parajes.
El único país que no tiene la localización del engañador como mentira número uno es Malasia. Allá sobre lo que más mienten es sobre la situación económica. Como que los malayos le sacan más a que el cónyuge averigüe que las finanzas no son tan robustas como había pensado.
Pese a lo que podría pensarse, relativamente poca gente le miente a su pareja con respecto a su conducta sexual: en el Reino Unido los que mienten sobre ese delicado tema rondan el 7%; en Estados Unidos, el 8%. En Italia, que no por nada es gobernada por Berlusconi, la cifra alcanza el 23%; en tanto que los alemanes son campeones en eso de no ser totalmente sinceros sobre lo que ocurre u ocurrió en el dormitorio: un 25% ha mentido al respecto. Algo me dice que, en muchos casos, la mentira consistió en decirle que el asunto había sido muy satisfactorio a una valkiria teutona de pelo en pecho y 120 kilos de músculo.
Por supuesto, que la gente mienta sobre en dónde ha andado, por lo general no es tan grave como hacerlo respecto a infidelidades, finanzas familiares o la crianza de los niños. Al parecer por ello esas mentirijillas blancas son las más socorridas. Además, con harta frecuencia es más fácil inventar algo, que andar dando explicaciones, por muy plausibles que sean, de por qué llega uno a las tres de la mañana.
Me corrijo: jamás hay una explicación plausible para esa situación.