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Palabras de Poder

JACINTO FAYA VIESCA

REQUISITOS PARA LA FELICIDAD

Es natural, que todos aspiremos a la felicidad como bien lo señaló Aristóteles. Pero si no sabemos qué es lo que nos puede hacer felices, es fácil que equivoquemos el camino; y una vez que hayamos tomado el camino equivocado, entre más rápido corramos, más nos alejaremos de la felicidad.

El primer requisito para gozar de períodos de felicidad, consiste en precisar con toda claridad lo que pretendemos. Nuestras metas y objetivos nos tienen que aparecer en nuestra conciencia con toda claridad. Si nuestros objetivos son generales y confusos, estaríamos imposibilitados para alcanzarlos. El segundo requisito estriba en saber cuál es el camino que de manera más directa y eficaz nos conduce a nuestros objetivos, pues si es así, podremos ir midiendo nuestros avances, lo que incrementará nuestro entusiasmo, y anticipará nuestro gozo.

“Mil rutas se apartan del fin elegido, pero hay una que llega a él”- Montaigne – O como Séneca lo expresó brillantemente: “No hay viento favorable para el que no sabe dónde va”.

Si los dos anteriores requisitos no los cumplimos, le haremos caso a cualquiera que desee opinar sobre nuestro destino, por lo que recibiremos opiniones distintas, y hasta contradictorias, con el riesgo de pasarnos toda nuestra vida haciendo cosas diferentes, incrementando nuestra confusión y desdicha. Y una vez que hemos perdido la brújula, caminaremos desorientados, y ya sin interés alguno para seguir el camino que fuera.

Al caso que estamos tratando, se aplica analógicamente lo que Séneca escribió: “Así pues, que quede establecido a dónde nos dirigimos y por dónde, no sin alguien sin experiencia al que le sean familiares los parajes a los que vamos, puesto que, por descontado, aquí las situación, no es la misma que en los demás viajes: en éstos un sendero bien señalado y las preguntas a los lugareños no permiten extraviarse, allí, por contra, el camino más usual y más frecuentado es el que más engaña”.

¡Qué trágico: trabajar muchos años, o toda una vida, y al final darnos cuenta que la escalera la colocamos en la pared equivocada!

Un tercer requisito absolutamente indispensable, es conocer “cómo” podemos llevar a cabo nuestros objetivos. Decía Nietzsche, que la persona que ya tiene el “qué”, encontrará el “cómo”.

No estoy seguro que esto pueda ser así; de hecho, lo más común es que un buen porcentaje de personas sí pueden precisar el “qué” hacer, el objetivo, la meta; pero se podrán perder si no saben el “cómo”.

Goethe dice en una de sus obras, que siempre es más fácil tener el “qué”, y mucho más difícil saber el “cómo”. Cómo hacer las cosas no es nada fácil; de hecho, para una misma operación o asunto, puede haber diversidad de maneras para realizar esa operación o asunto determinado.

Pero en la realidad, siempre habrá maneras óptimas de hacer algo.

Podemos llegar a Roma preguntando (suponiendo que tenemos todos los medios para ir a esa ciudad), pero siempre será mucho más eficaz tomar un avión de una línea comercial, para viajar a Roma.

Este ejemplo, nos dice Critilo, puede parecernos muy simple, y en realidad lo es, pero de su simpleza podemos deducir su valor.

No es lo mismo confiarle la construcción de un gran edificio a constructores inexpertos y con escasos conocimientos, que confiar esa construcción a ingenieros sumamente capacitados y con experiencia comprobada.

La felicidad de nuestra vida, de muchas maneras está conectada con tareas y objetivos que nos nacen del corazón y que podemos realizarlos con eficacia y de manera correcta. “La naturaleza ha hecho posible en todos la felicidad, con tal que sepamos usarla”; así lo expresó Claudiano en la Roma Antigua.

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