EL SABIO Y EL APRENDIZ
Dame alguna cita o reflexión de Séneca -autor que tanto admiras-, le dijo el Aprendiz al Sabio. En efecto -le contestó-, admiro enormemente a Séneca por su excepcional fuerza de su pensamiento para formar buenos seres humanos. Empiezo por decirte, que Séneca nació en Córdova, España, y que su padre lo llevó a vivir a Roma desde muy pequeño.
Séneca fue el preceptor más importante del Emperador Nerón. Y cuando cayó de su gracia, Nerón le ordenó por conducto de soldados de su guardia imperial, que se suicidara. Séneca se quitó la vida en presencia de su esposa y de una serie de amigos. Todos lloraban, a excepción de Séneca, que se cortó las venas sin emitir la menor queja y sin que su rostro revelara la mínima tristeza. ¡Fue un admirable hombre!
Pues bien, te voy a transcribir algunas líneas de su Epístola numero 47: "¿No ves cómo retumban de aplausos los teatros cada vez que se dicen ciertas cosas que públicamente reconocemos y con nuestro consenso atestiguamos que son verdaderas? Por ejemplo: 'mucho le falta a la pobreza, todo a la avaricia: para nadie es bueno el avaro; para sí mismo, pésimo'. Al oír estos versos, hasta el más mezquino aplaude y se complace de verse afrentado a causa de sus vicios".
¡Excelente cita de Séneca-, le comentó el Aprendiz a su amigo. El efecto de esta cita -le responde al Sabio-, se debe a que Séneca nos transmite su sabiduría a través de un impacto artístico en su forma de escribir. Y a tal grado es así, que aun el avaro que escuche en el teatro la referencia al detestable vicio de la avaricia, el propio avaro aplaude. Un pensamiento escrito por un hombre muy inteligente puede cambiar la perspectiva de vida de una persona. En la cita de Séneca -comenta el Sabio-, este autor nos da una comparación impresionante: "mucho le falta a la pobreza, todo a la avaricia".
Lo afirmado por Séneca -se dirige el Aprendiz a su amigo-, me parece absolutamente cierta: la pobreza consiste en un estado económico de grave escasez, y al pobre le falta mucho. En cambio, a la avaricia todo le falta. Y esto es verdad, pues el avaro no abre su cofre, pues sólo lo utiliza para atesorar, pero jamás para gastar. El pobre, dentro de su indigencia, gasta lo muy poco que pueda tener, mientras que el avaro nada gasta en lo absoluto. Y en ese sentido, todo avaro es más pobre que el más pobre de los pobres. ¿O acaso -siguió hablando el Aprendiz-, no nos hemos enterado de avaros que murieron en la más repugnante suciedad y carencias, descubriéndose más tarde, que guardaban celosamente cantidades de dinero que nunca utilizaron?
¡Comprendiste muy bien la fuerza espiritual del mensaje de Séneca!, le comentó el Sabio a su amigo.
¡Estoy ansioso por que me des otra cita de este admirable pensador!, dijo el Aprendiz. Bien -le contestó su amigo. Te voy a dar solamente un renglón de su Epístola numero 89, en la que escribió: "A esos que dicen: '¿Hasta cuándo siempre lo mismo?' (a lo que Séneca le responde) "¿Hasta cuándo seguiréis cometiendo las mismas faltas?".
El lamento de que hasta cuándo cambiarán las cosas, es la queja de quienes anhelan un cambio en su situación personal -aclara el Sabio-. Puede tratarse de que terminen los dolores corporales por enfermedades creadas por la gula; o bien, que la persona ya no siga sufriendo el descrédito que tanto le daña por su mala conducta, o que cese por completo cualquier tipo de mal por el que esté pasando.
Ante esta queja, Séneca le responde: "¿Hasta cuándo seguiréis cometiendo las mismas faltas?". La respuesta de este magnífico pensador -sigue hablando el Sabio-, no podía ser más contundente: las cosas no pueden cambiar si no cambian las causas que las originan. Si una persona padece de dolorosos problemas estomacales e intestinales, será imposible que cese el problema, si el enfermo continúa en un permanente desenfreno de la gula. Si a una persona le empiezan a amputar algún dedo del pie y está en peligro de que le amputen la pierna, debido a sus altos niveles de glucosa en la sangre, será imposible que no lo sigan mutilando si no se somete estrictamente a las indicaciones del médico. A la amputación de miembros seguirá la pérdida de vista y luego la muerte. ¿Cómo es posible que esta persona pueda decir: qué hasta cuando siempre lo mismo, si continúa cometiendo los mismos errores alimenticios?
¡Entiendo -le dijo el Aprendiz a su amigo el Sabio! Más de lo mismo, nunca es la solución. Más gula no curará las enfermedades de mi cuerpo.
Critilo está convencido que solamente los más grandes poetas y novelistas son los que con más probabilidad pueden cambiar nuestras vidas. Su profunda inteligencia, su sensibilidad y su arte incomparable al transmitirnos sus sentimientos e ideas, pueden cambiar nuestra alma para siempre.