De todas las especies que habitan sobre la Tierra, es la especie humana la que crece más rápido, es la especie dominante que monopoliza con codicia la mayor parte de los recursos naturales del planeta, es la única especie cuyas poblaciones se destruyen entre sí de manera masiva, es el único animal que devora literalmente su casa y, es por lo tanto una especie en extinción (Toledo, 2006). Puede parecer exagerada esta última afirmación, sin embargo, tendríamos que recordar que la principal causa de extinción de especies en la naturaleza es la destrucción del hábitat provocada principalmente por actividades económicas como la agricultura y la deforestación. Estas actividades, si bien nobles en cuanto su objetivo primario de satisfacer las necesidades humanas de alimentos y materias primas, ocasionan a tal grado degradación y deterioro ambiental que afectan no sólo la casa de las diversas especies que componen y construyen la naturaleza sino también su propio espacio vital. El hombre en su vanidoso y arrogante afán de conquistar la naturaleza ha provocado su propia destrucción, el calentamiento global y su consecuencia el cambio climático a nivel del planeta se ha convertido en la amenaza ambiental más grande de la humanidad.
En la Comarca Lagunera las cosas no son diferentes, por un lado nuestro hábitat está expuesto a los cambios climáticos globales y locales y por otro a la destrucción ocasionada por una actividad económica que no quiere darse cuenta que la base de la misma son los recursos naturales, que cualquier crecimiento económico regional implicará necesariamente un incremento en la tasa de uso de los recursos.
Para entendernos, nuestro hábitat describe las condiciones en las cuales vivimos, vinculadas desde luego con el tipo de asentamiento humano que se trate, no es lo mismo vivir en un rancho rodeado de pastizales naturales, que en un ejido del distrito de riego, o que en una villa o en una ciudad grande o megalópolis (arriba de un millón de habitantes). Pero además, se incluye en todos los casos, algún tipo de manejo ambiental para proveer agua, espacios públicos, remoción de los desechos públicos, entre otros; también implica los servicios comunitarios como la educación, salud, cultura, bienestar social, recreación y nutrición.
Observe Usted que el concepto de hábitat humano es mucho más que un simple componente físico, se trata de un espacio multidimensional en donde las variables, social, económica, política, cultural, ecológica, tecnológica están estrechamente vinculadas, y cuyo funcionamiento a menudo ofrece resultados no deseados.
Nuestro hábitat comarcano está siendo modificado permanentemente, ocasionando respuestas ambientales como la degradación que evoca una disminución en la cantidad del ambiente y el deterioro que se relaciona con la calidad ambiental. El caso típico que padecemos en nuestro hábitat es el de la degradación y deterioro del agua.
La primera se presenta en la parte urbana de nuestro hábitat, la escasez del vital líquido se exacerba a medida que se incrementan los asentamientos humanos de manera horizontal hacia zonas sin infraestructura, quedando en entredicho los sistemas municipales encargados de tal manejo ambiental.
El deterioro de la calidad del agua afecta tanto al hábitat rural como al urbano, de hecho, la contaminación por arsénico inició en el primero, y ha venido avanzando peligrosamente hacia los centros de mayor población, debido como se sabe a la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos y a la incapacidad institucional para hacer valer en su aplicación las políticas públicas que regulan el aprovechamiento de los mismos.
La degradación y deterioro del agua en nuestra Comarca, sólo es un hilo de la compleja madeja ambiental que constituye la problemática regional, por desgracia, los efectos acumulados de la mayoría de los problemas ambientales afectan la salud de la población, y éstos, a la economía y desempeño productivo de nuestra sociedad. ¿Hasta cuándo, nos daremos cuenta que no nos damos cuenta que le estamos dando de patadas al pesebre?