Ubicado por el presidente Felipe Calderón como el mejor hombre para el Banco de México, lo cierto es que los blasones, las medallas, los antecedentes de Agustín Carstens no le sirvieron para dar el ancho en la Secretaría de Hacienda ante la virulencia de la crisis.
El mayor pecado del discípulo favorito de Francisco Gil Díaz fue, justo, mantener incólume la ruta seguida por éste de desbordar el gasto público corriente, es decir el correspondiente a operación del aparato burocrático.
No hubo diques ni siquiera en el peor escenario, cuando se habló de un boquete de 450 mil millones de pesos en las finanzas públicas tantito por la caída de la recaudación ante la realidad de la crisis, tantito por la drástica baja de la producción petrolera, y tantito por el descenso en el flujo de exportaciones y remesas.
Los números sustentan el absurdo.
Hasta octubre del año pasado el gasto total del Gobierno Federal había crecido 10.3 por ciento más que en el mismo lapso de 2008, con la novedad de que algunas dependencias como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), lo había incrementado en 85.8.
Y aunque los 266 mil 34 millones adicionales correspondieron a erogaciones "extraordinarias", lo cierto es que 131 mil millones fueron en estricto para el Gobierno Federal.
Dicho con todas las letras, éste no se apretó el cinturón en congruencia con la caída de los ingresos, para no hablar, naturalmente, de los cacareados programas de austeridad.
La fiesta se generalizó en todo el aparato público, aún cuando la incidencia mayor se dio en Educación Pública, Comunicaciones y Transportes, Energía, Desarrollo Social, Defensa Nacional y Seguridad Pública.
De hecho, en octubre pasado, cuando el escándalo del boquete convocaba a la polémica entre quienes reclamaban mayor ingreso vía impuestos y quienes exigían austeridad real del Gobierno, el gasto programable del sector público creció 18 por ciento en términos reales, incrementándose, en el caso específico del Gobierno Federal, en 22. Naturalmente, el Gobierno justificaría el contrasentido por las indemnizaciones que debieron pagarse a los trabajadores de la extinta Luz y Fuerza del Centro. Sin embargo, planteado el golpe desde el principio del actual sexenio, resulta inaudito que no se haya previsto la integración de un fondo.
El caso es que en la imprevisión, atribuible, naturalmente, a la Secretaría de Hacienda, se recortó el gasto de inversión, este sí urgente en época de crisis, de las Secretarías de Comunicaciones y Transportes y Economía, y aún, en el contrasentido total, el gasto social de la Sedesol.
Ahora que en el rubro de servicios personales, es decir sueldos, salarios y prestaciones a los servidores públicos, el incremento en el periodo enero-octubre fue de 54 mil millones de pesos, en un escenario en que no se suspendió ni la entrega de los "bonos de desempeño" ni la contratación de asesores de los asesores o ayudantes de los ayudantes.
En el renglón de servicios generales, es decir renta, luz, lápices, automóviles, celulares..., el incremento fue de 38 mil millones de pesos.
A quién le importa si la principal crítica al Gobierno foxista fue que se dilapidaran la mayor parte de los ingresos extraordinarios obtenidos por los altos precios del petróleo en gasto corriente.
A quién le importa si la caída de la producción petrolera obligaba a racionalizar el costo de la burocracia.
La paradoja del caso es que las cúpulas empresariales que en su momento criticaron acremente el dispendio para mantener el aparato burocrático, hoy le encuentran mil cualidades al hombre propuesto para gobernar seis años el Banco de México.
El pecado de Carstens.
A contrapelo de la delicada situación que enfrentan las plantas del ramo establecidas en el país, cuyas ventas caerán este año 20% en relación con el 2008, la Secretaría de Economía decretó la eliminación de los aranceles o impuestos de importación para llantas procedentes de los países con los que México no ha firmado tratados de libre comercio.
La alternativa, que operará a partir del año próximo, le abre de par en par las puertas a una avalancha.
De hecho, la catarata, aún con el arancel, había crecido 800% entre 2004 y 2009.
La medida contradecía las campañas que instan a la población a consumir productos hechos en México, además de cerrar el paso a las posibilidades de recuperación.
De hecho, Estados Unidos le acaba de imponer un arancel extraordinario de 3.7% a las llantas chinas para proteger su industria local.
En su desesperación, los industriales del ramo han enviado decenas de cartas a la dependencia, que hasta hoy no tienen respuesta.
FALLÓ LA BRÚJULA
Al que le falló de plano la brújula fue al presidente del grupo financiero Banamex, Roberto Hernández, quien hasta la semana pasada le comunicaba "confidencialmente" a sus colegas que Guillermo Ortiz sería ratificado como gobernador del Banco de México. La certeza era total.
Ahora que por esos mismos días los senadores panistas buscaban calificativos para elogiar al funcionario que al final sería degollado.
TRIPLE A
La noticia es que las firmas calificadoras estadounidenses le otorgaron calidad triple A, es decir solvencia plena, a la emisión de deuda que lanzará la cementera Holcim Apasco.
La colocación, respaldada por cuentas por cobrar de la emisora, será por 950 millones de dólares, aún cuando la línea autorizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores llega a 2 mil.
Como usted sabe, la firma se acaba de dividir en dos para atender en estricto proyectos de infraestructura. Sin embargo, la idea, en principio, es no participar en los concursos, sino darle servicio especial a las necesidades de las firmas constructoras que lo hagan.
No vamos a competir con nuestros clientes, dice.
¡ORO!
Colocado el oro como nueva alternativa para los inversionistas, dada la apreciación de los últimos meses en su valor, hete aquí que en el 2011 se calcula que el país podría alcanzar una producción de 100 toneladas, lo que lo ubicaría en el quinto escalón del planeta.
Los amos actuales son China, Estados Unidos y Sudáfrica.
Este año el nivel fue de 60 toneladas, calculándose que llegará a entre 70 y 75 en el 2010.
DE MAL EN PEOR
De acuerdo a una encuesta realizada por la firma de mercadotecnia Eventum con mil 600 participantes a nivel nacional, el 61% considera que este año que se va fue peor que el anterior, en tanto sólo el 11 lo ubica como mejor.
A la pregunta de qué le provoca pensar en el 2009, el 47% habla de incertidumbre, el 25 de miedo y el 14 de nostalgia. Finalmente, en relación con las expectativas para 2010, el 45% espera un escenario peor y el 38 uno igual.