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Pedagogía de Guerra

Diálogo

YAMIL DARWICH

Ya hemos perdido la capacidad de asombro y, en todo caso, nos llama la atención el salvajismo humano, que sólo nos mantiene atentos por una corta temporada; luego, aceptarlo como algo cotidiano, que pasa de las páginas principales a las interiores de los periódicos mundiales.

Nos estamos acostumbrado a vivir con el temor o hemos desarrollado la capacidad de eludirlo aparentando aprender a sobrellevarlo. Nos sucede con la influenza humana, que aún presente, ya no nos conmueve ni es nota de ocho columnas.

Lo mismo acontece con las barbaridades tecnificadas que se dan en algunas regiones del mundo, como Afganistán o el Oriente Medio, donde Israel continúa atacando a Palestina, que se defiende con la brutalidad a su alcance y nosotros: pretendiendo no enterarnos.

Viven lo que algunos profesionales de Palestina llaman "Pedagogía de Guerra", cuando los valores se trastocan y lo malo desplaza a lo bueno con la única limitante del ¿puedo o no puedo hacerlo técnica o militarmente?

Así, no sabemos -o aparentamos- que en las costas de Palestina, cañoneras israelíes amedrentan diariamente a los pescadores, impidiéndoles llegar a mar abierto -a la mejor y más fácil pesca- justificándose con la afirmación: son contrabandistas.

Que el salvajismo de los "brutales" guerrilleros de Hamas, provocan una muerte israelí por cada mil palestinas y que los ganadores en las estadísticas de muerte, incluyen -aunque técnicamente es así- hasta las crisis nerviosas como "heridas de guerra".

Que en la Franja de Gaza, vive alrededor de un millón y medio de personas y que Israel sigue el principio de: "todos son guerrilleros y usan a la población como escudo humano".

En contraparte, los guerrilleros no se dejan intimidar y envían misiles desde algunos barrios, que responde Israel con bombas con alta tecnología y precisión, que producen quemaduras extensas y lesiones altamente dolorosas, comúnmente a civiles, entre ellos muchos niños. El tratamiento quirúrgico para ésas, ha sido diseñado por los propios médicos de Palestina y le llaman "Técnica de Escombrado", que consiste en limpiar las heridas removiendo tejido quemado, -hasta hueso- con pérdida de grandes volúmenes de músculo, creando inválidos y mutilados, lo que Itarim Farrag, oftalmólogo palestino llama: "Reservorios de Odio".

Los Palestinos viven dolor, impotencia, rencor, que se refleja en niños armados en los barrios en pobreza extrema, dispuestos a entregar la vida por sentimientos negativos y de revancha, declarando algunos de ellos a la prensa española: "si no tienes nada material, no tienes nada qué perder".

Durante las entrevistas que hacen periodistas europeos a esos niños y adolescentes, muestran contradicción declarando que repudian la violencia y al preguntarles qué piensan hacer cuando sean grandes, responden: vengarme.

Hamas, al ganar las elecciones, controla políticamente a Palestina, pero Israel no lo acepta y rechaza tener algún trato con ellos, justificándoles en su mercadotecnia de guerra, ayudándoles a tener más seguidores radicalizados; la consecuencia se observa en las calles, que las han llenado con mensajes publicitarios sobre mártires muertos en ataques -guerrilleros o no- promoviendo el proselitismo y la admiración entre los menores, motivándoles a seguir su ejemplo al crecer, para luego prepararlos como "hombres y mujeres bomba" en una "iconografía del suicidio".

Los niños de Oriente Medio viven, asimilan y crecen esperando el momento de participar en el desquite salvaje; los palestinos etiquetados como "guerrilleros" y los judíos como "soldados". Recuerde cómo un líder israelí, demente, invitó a niños para que escribieran "dedicatorias" en los misiles que serían disparados a Palestina.

Existe un boicot impuesto, que impide todo tipo de comercio de los palestinos con el exterior y, en respuesta, ellos construyen túneles para contrabandear mercancías -desde comida hasta televisores, incluyendo armas para los guerrilleros- que son transportadas desde Egipto. Curiosamente reciben alimentos, particularmente frutas, vendidas por Israel a los comerciantes palestinos. ¡Negocios son negocios!

Aún así, la pobreza extrema que viven los palestinos por los años de guerra y la poca o nula productividad nacional, los lleva a ser dependientes de la ayuda humanitaria que se calcula en un 80% de aportes de la ONU.

Hasta practican el humor negro, siendo el souvenir más vendido una taza para café con la leyenda: "Sonríe, estás en la cárcel más grande del mundo".

Zinaph, una jovencita de 12 años, que perdió a toda su familia en los bombardeos, contesta a la pregunta de: - ¿cómo estás?, hecha por un periodista español, diciendo: -viva; luego le interroga sobre sus sentimientos y deseos de venganza y ella responde: -Sí, ellos mataron a mis padres y ahora yo quiero matarlos a ellos. Munah, una prima que también quedó sola al perder a sus familiares dice: -No tengo nada, mataron a mis padres y hermanos.

Ellas, difícilmente participarán de la cultura de la tolerancia.

Esa es la "Pedagogía de Guerra" que nosotros pretendemos no conocer. ¿Qué le parece?

ydarwich@ual.mx

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