Lo he calumniado. Le he llamado el gato loco; he dicho que necesitaba un siquiatra. Me he burlado de él torpemente. En cuanto empieza a oscurecer, mientras la gata se acomoda en los sillones de la sala, el gato bizco comienza su ronda nocturna: da doce o quince vueltas alrededor, dentro de mi cuarto, pegado a las paredes, debajo de la cama, detrás del buró, con un itinerario fijo e insistente; luego sale al patio y se pasa toda la noche, dando vueltas y vueltas, maullando quedamente, lastimeramente, a un ritmo preciso, como buscando algo, alguien, tenazmente. El paso es veloz, su actitud alerta, inquisitiva. A las siete de la mañana, más o menos, se viene a dormir. Y así todos los días.
Me preguntaba si se sentía prisionero, angustiado o qué. Hoy me he dado cuenta que es sólo un oficio; él patrulla la casa contra fantasmas, malas vibraciones y extraterrestres.
De aquí en adelante le llamaré el patrullero de la noche, el vigilante del amanecer.
SABÍAS QUE...
A los gatitos les gustan las caricias suaves con las manos porque les recuerda los lametones de su madre y aunque sean adultos sexualmente en su mente siguen siendo unos cachorritos en relación a sus amos.
Cuando el gato se tumba en el suelo de espaldas te está ofreciendo una reacción pasiva amistosa, algo que sólo ofrecen los íntimos de la familia, ya que ningún gato se ofrecería así a un desconocido por ser una postura en la que se sienten muy vulnerables.
Con ese afán de restregar sus mejillas y su lomo contra nuestras piernas el gato está realizando un intercambio de olores corporales, nos deja marcados con su aroma procedente de las glándulas que tienen en las sienes y la base de la cola y al tiempo se impregna del aroma de su amigo humano.
El gato era un animal sagrado para los egipcios en la antigüedad, un animal tan importante que cuando moría, toda la familia se afeitaba las cejas en señal de duelo.
A pesar del tamaño, el sistema óseo del hombre es inferior al gato. El gato tiene 244 huesos en comparación con los 206 huesos del hombre.
El oído del gato es agudísimo y sensible hasta el nivel de los ultrasonidos y es capaz de localizar el origen de un ruido con un error máximo de siete centímetros.
Para un gato es más sencillo crear vínculos emocionales con su propietario que con otro gato, pues con su propietario nunca tendrá que pelear por la comida y la territorialidad.
La expresión “Hay gato encerrado” tiene su origen en el Siglo de Oro español, época en que utilizaban para guardar el dinero bolsas hechas de piel de gato y a las que popularmente se les llamaba con tal nombre, siendo “gatos” que encerraban riquezas desconocidas.