Qué triste es ver a un perro perdido. Tiene un porte especial y desesperado, un apremio confuso, ojos demasiado ansiosos por responder cualquier llamada. Cruza veloz un territorio desconocido, con la esperanza imposible de oír una voz conocida, de captar un rastro familiar, y siempre cada vez más sumido en la desolación.
La libertad de su persona es para un hombre la bendición grande; para un perro es la desesperación más honda.
Un perro tiene un objetivo en su vida. Entregar su corazón.
Nunca le importa si aciertas o te equivocas, jamás se molesta en preguntarse si subes o bajas por la escalera de la vida, nunca inquieres si eres rico o pobre, tonto o listo, pecador o santo. Con suerte o con desgracia, con buena o mala reputación, con honor o con deshonra, seguirá a tu lado para consolarte, guardarte y dar su vida por ti.
Cachorros en venta. El único amor que puede comprar el dinero.
Si recoges a un perro hambriento y lo haces feliz, no te morderá. Ésta es la diferencia entre un perro y un hombre.
Quizá no sea, al fin y al cabo, un insulto que te llamen "perro".
El hombre tiene un gran poder de habla, pero la mayor parte de lo que dice es engañoso. Los animales apenas pueden hablar, pero lo poco que dicen es útil y veraz; y es mejor una cosa pequeña y cierta que una gran falsedad.
Las historias están llenas de ejemplos de perros fieles que de amigos fieles.
Los aduladores tienen la apariencia de amigos, como los lobos tienen la apariencia de perros.
