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PEQUEÑAS ESPECIES

MVZ. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

DALES UNA OPORTUNIDAD

Una de las causas más comunes sobre el abandono de las mascotas, es el error del dueño a la elección del animal adecuado para ellos. Otra causa es la ignorancia, nunca falta "el consejo de la amiga experta" que tiene un gran dominio sobre las enfermedades que son dañinas para el bebé, incluso hasta abortivas. Otra causa puede ser la mudanza a lugares donde no se admiten mascotas, muerte del propietario, o simplemente ya se aburrió del animal.

En ningún caso se justifica el abandono de la mascota, pero no vamos hablar de los malos dueños, vamos a tratar sobre la nueva oportunidad para el animalito que se encuentra en algún centro de adopción o en alguna perrera esperando el momento que es sentenciado a muerte si no encuentra a un nuevo dueño.

¿Qué necesita un perro abandonado para reincorporarse?

Al igual que un adolescente, se necesita el apoyo de "adultos responsables" que no castigan y están ahí para escuchar y llevar al joven a poder confiar de nuevo en aquel entorno que en su percepción le "defraudó", el perro desamparado precisa de la existencia del mismo tipo de interlocutor: un ser humano que le dé el tiempo y la oportunidad de recuperar el entusiasmo y perder la angustia.

Esto requiere mucha paciencia y la comprensión de que ante nosotros no hay un animal que orina y babea para hacernos un despecho, sino un ser que responde con sus mecanismos al estrés y miedo que le provocamos, aun sin querer.

El animal abandonado nos pide sólo un poco de paciencia y que no antepongamos la mancha en la alfombra a su necesidad de tiempo y cariño. Cuando el perro se asusta, no podemos razonar según nuestros parámetros y juzgarle o castigarle. Salvo raros casos irrecuperables, unas pocas caricias y reasegurar de que "el adulto responsable" está ahí, eso hará mucho más y mejor trabajo que los gritos. Y cuando el perro destroza las cosas cuando lo dejamos a solas, no lo hace animado por espíritu de represalia, sino que es el único modo que tiene para alejar de su mente el fantasma del abandono y de la soledad.

En otros países se ha consolidado ya desde hace tiempo el sistema de las familias de adopción. El método funciona así: visto el beneficio que los animales de compañía suponen para la salud de las personas, se pensó que, en lugar de amasarlos en los centros de acopio, una solución podía consistir en darlos en custodia a familias que tuvieran la paciencia y el interés de hacerse cargo temporalmente de ellos. Naturalmente, tanto las familias que participan en este programa, como los animales que acogen deben ser previamente seleccionados para evitar incompatibilidades. También las características de los miembros de las familias son muy importantes, pues deben imprescindiblemente ser individuos amantes de los animales y con un buen grado de empatía.

Sin embargo, lo que más ha sorprendido de dicha experiencia es que, de entre dichos núcleos que acogen a los perros o gatos abandonados, se han multiplicado los hogares de ancianos, evidenciando una vez más que lo que atemoriza al animal desamparado es el mismo espectro que acoge a los humanos: La soledad.

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