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Perla celebra sus XV años

Lic. Ana María Valdés López en compañía de sus hijas Martha, Ana y Malú Ochoa Valdés.- Studio Sosa

Lic. Ana María Valdés López en compañía de sus hijas Martha, Ana y Malú Ochoa Valdés.- Studio Sosa

JACOBO ZARZAR GIDI

Por Dra. Ma. Del Carmen Maqueo / La Mejor Obra La autora motivacional Nicole Johnson ha publicado un libro intitulado: "The Invisible Woman: A Special Story for Mothers" (The Publishing Group, Londres, 2005) en el cual, como en tantas otras de sus obras, exalta el papel de los padres como formadores. Actualmente circula en la red una videoconferencia que la propia autora dicta con base en su libro, que habla sobre la sensación como madre de ser invisible dentro del hogar.

Hace un par de noches asistí a la graduación de la preparatoria de mi hijo Amaury; de alguna manera el asumir que el menor de los hijos está por partir fuera de casa a iniciar sus estudios universitarios, representa un momento coyuntural; de los sentimientos encontrados que me invaden, predomina el asumir que termina nuestra convivencia diaria para entrar a una etapa irreversible de distanciamiento en la cual los hijos van adquiriendo autonomía como adultos para finalmente emanciparse.

En un mundo globalizado y altamente competitivo el papel de la madre dentro del hogar no encuentra su justo reconocimiento; en general se toma su labor como algo sin chiste que cualquiera haría igual o mejor que ella. Sin embargo si nos me emos a analizar la diversidad de actividades que una madre ha de desempeñar dentro del hogar, veremos que no es nada sencillo sino todo lo contrario, es una actuación multidisciplinaria sin horario, calendario ni salario. Y sí, dentro de ese desconocimiento de lo que es la labor de una madre dentro de la familia, con mucha frecuencia tendemos a desestimarla y es probable que no tengamos siquiera un gesto de agradecimiento hacia su persona.

Luego de que Johnson expresa su sensación de ser invisible, refiere que una amiga le obsequió un libro que habla sobre catedrales en el mundo, y que fue a partir de su lectura cuando pudo entender que su labor personal en la administración del hogar es algo trascendente a lo cual hay que aplicarse con entusiasmo y dedicación. Establece un parangón entre construir catedrales y forjar el espíritu en los hijos: Nadie puede adjudicarse la autoría de las unas ni del otro, pero todos estamos obligados a hacer nuestro mejor esfuerzo cotidiano en ambos casos. Asimismo habla de que el trabajo de los constructores de catedrales va más allá de la duración de la vida de cada uno de ellos, porque las grandes obras -sabemos-llevan muchos años en su construcción. Cuenta la autora una leyenda urbana que un hombre rico vino a visitar la catedral en construcción y vio a un hombre esculpiendo un pequeño pajarito que iba dentro de una de las vigas. Sorprendido le preguntó al hombre por qué dedicaba tanto tiempo a tallar en una viga que iba a ser finalmente cubierta por el techo, si nadie iba a verlo. A lo que el hombre replicó: "Porque Dios lo ve".

No me cansaré de expresar que en mi particular opinión la mayor parte de los problemas sociales que enfrenta nuestro mundo en el tercer milenio, tiene su raíz en esa pérdida de valores que entendemos como "temor de Dios". No hablamos de mojigaterías ni fanatismos; no hablamos de dejar caer de golpe todo el peso de la ley mosaica sobre nuestras cabezas; simplemente se trata de ser congruentes entre lo que se nos ha dado y lo que debemos de entregar más delante; hablamos de ejercer el respeto por la propia persona y por nuestros semejantes, sus logros y sus posesiones. Finalmente, el temor de Dios implica ejercer el amor en su sentido más amplio para dignificar al ser humano y ponerlo en camino de trascender más allá de los confines físicos que de otro modo nos limitan.

Dentro de este vórtice materialista dentro del cual ha tocado a nuestros hijos crecer y comenzar a vivir su vida adulta, es fácil extraviarse, muchos son los mensajes surgidos de una u otra fuente que los seducen por el camino fácil a seguir rutas de muerte; la labor de los padres, y particularmente de la madre, es de enorme importancia hoy en día, consiste en tener abiertos los ojos para detectar situaciones de riesgo, y aplicar un amor inteligente para prevenirlos, respetando la condición de libre albedrío inherente a cada hijo por el solo hecho de haber nacido.

Cuando nos encontremos en un estado de desánimo; cuando nos agobie la rutina inacabable del hogar... Cuando parezca que no tiene caso seguir inyectando entusiasmo a un trabajo que nadie parece apreciar, recordemos que somos constructores de catedrales, de sólidas obras preciosas hechas para la posteridad.

¡Felicidades Amaury, anteproyecto de una catedral que apenas comienza a despuntar!

 CONTRALUZ Dra. en Educación Ana María Valdés López de Ochoa presentó su examen profesional, para obtener su título de Doctorado en Educación, el día 26 de marzo del presente año, en el aula magna del Instituto DIDAXIS, con su tesis: "Círculo de Calidad para Mejorar la Práctica Educativa y Promover Actitudes Positivas del Docente"; dedicada a la niñez, adolescentes y docentes, por más de 28 años de experiencia en educación.

Su preparación docente; Profesora de Educación Primaria, Maestría en Educación, Lic. en Psicología Educativa, Lic. en Ciencias Sociales, Diplomado en pareja y familia en la Universidad Autónoma de La Laguna; Diplomados en la Universidad Pedagógica Nacional, participación en encuentros universitarios de equipos de trabajo en la Universidad Iberoamericana; participación en cursos taller de orientación educativa del "Centro de Bachillerato Tecnológico"; participación en la mujer profesionista del Siglo XXI en el Centro de Estudio y Formación Integral de la Mujer; reconocimientos y notas laudatorias por el Gobierno del Estado de Coahuila a través de la S.E.P.

Ella es hija de los señores, Gregorio Valdés Sánchez (f) y María López.

Su esposo, Lic. Jesús A. Ochoa Cebrián y sus hijas: Martha, Ana y Malú Ochoa Valdés, acompañaron a Ana María en esta celebración tan especial.

Celebró sus XV años de vida, con una misa de acción de gracias, la Srita. Perla Terrones Mares.

Fue en la capilla de la Hacienda Los Ángeles, el pasado viernes 29 de mayo de 2009, en punto de las 20:00 horas, ante el Pbro. José de Jesús García Contreras.

La acompañaron sus padres, los Sres. Lic. José Alberto Terrones Hernández y Lic. en Turismo Perla Mares de Terrones, quienes lucieron sumamente contentos por tan especial acontecimiento.

Perla lució hermosa con un vestido de organza de seda lisa en color plata, el corsette, bordado en hilo de seda y cristal swarovsky; lo acompañó con una tiara de cristales y un bello ramo de rosas de seda, botones de rosa de pasta francesa y cristales.

Acompañaron a Perla un grupo de chambelanes de la Academia Chrysalis, su chambelán de oro: Juan Manuel Hernández Castro.

Terminada la misa, amigos y familiares de la festejada se dieron cita en la Hacienda Los Ángeles, la cual fue decorada en color plata con centros de mesa en cristal con flores y detalles alusivos al mar.

El grupo encargado de hacer bailar a los presentes con su gran variedad musical fue el grupo: Nice Show.

Algunos de los invitados llegaron procedentes de: Mazatlán y Ciudad Acuña, Coah.

La quinceañera entró a la hacienda, dentro de una ostra gigante, que fue cargada por los chambelanes y el chambelán principal; al salir de ahí, ayudada por sus padres, inició la secuencia de vals.

Perla bailó con su papá la canción "Ángel" de Sarah Bringham y con su chambelán, bailó la canción de "Ghost" La Sombra del Amor; con sus amigos bailó las canciones "With out You" y "Que me Alcance la Vida".

Se ofreció una deliciosa cena para los invitados: crema de elote, pechuga de pollo al cilantro y como postre, pastel. Una velada muy agradable pasaron los asistentes a los XV años de Perla.

 MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS  UNA CITA EN EL CIELO

En 1953, se integra el matrimonio en la obra apostólica familiar -posteriormente Movimiento Familiar Cristiano, en el que llegaron a ocupar cargos directivos, su objetivo principal era acercarse a Dios y hacer apostolado con matrimonios y novios, mediante estudios, encuestas, charlas y retiros. En 1961 son nombrados miembros de la Primera Ponencia del Segundo Congreso de la Familia Española en la que intervienen activamente para que mantenga una orientación de acuerdo con la doctrina católica. Su preocupación por la buena doctrina motivó a Amparo a colaborar con una institución católica llamada "Biblioteca y Documentación" redactando votos críticos de carácter moral y literario sobre los libros que leía. Sabía que a los niños hay que hablarles de Jesús y de la Virgen desde muy pequeños enseñándoles a rezar e iniciándoles en la vida de piedad. A sus hijos no se les olvidó. Cuando iban en el coche casi siempre rezaban el rosario, y lo que procuraban es que un misterio lo llevara cada hijo para que participara más.

El matrimonio se preocupó especialmente de escoger para sus hijos colegios que combinaran bien la formación humana y religiosa. Hay que recordar que Amparo estudió en el Sagrado Corazón de Godeya; la buena educación cristiana que allí recibió, quiso que también la recibieran sus hijas. A éstas las matricula en el Sagrado Corazón y los chicos asisten al colegio de los Marianistas Santa María del Pilar. A fin de reducir gastos, Amparo tuvo que llevar el almuerzo al medio día a sus hijas para que se lo tomaran en una cafetería, sin importar que eso exigiera un gran esfuerzo personal.

Amparo luchó tenazmente por los valores cristianos que debían recibir sus hijos, y no dudó en protestar contra los errores que en aquella época se propagaban por muchos colegios. Sabía que la libertad es indispensable para poder amar a Dios, por eso, lejos de coaccionar a sus hijos les lleva en el buen uso de ese don Divino; al mismo tiempo les hacía ver que el ejercicio de la libertad personal, exige también responsabilidad personal. Siempre fueron una familia muy unida en la que todos se querían mucho, formando un solo corazón.

Desde 1963, la familia pasó sus veranos en Riaza, un precioso pueblo de la sierra de Segovia. Antes de esa fecha, estuvieron descansando en la costa, sin embargo, aquellos años coincidieron con una época en que el turismo llegó a las playas españolas con el consiguiente deterioro de las costumbres. El matrimonio no vio bien que sus hijos mayores observaran determinadas escenas, y decidieron cambiar la playa por la montaña. De todas maneras, antes de mudarse, Amparo fue personalmente a hablar con el alcalde, y éste le contestó que tenía razón, que ya vería si podían hacer algo, pero no hizo nada. Tampoco podría a lo mejor hacer mucho.

En Riaza, Amparo se relacionaba con todo el mundo, era muy apreciada porque saludaba y se interesaba por todas las personas y sus necesidades con simpatía y dulzura. Un ejemplo por demás práctico de su preocupación por no discriminar a nadie, es que compraba en todas las panaderías y comercios con el fin de no perjudicar a ninguno aunque tuviera que desplazarse más lejos. Pero no se trató sólo de detalles, sino de actuaciones más profundas. Había allí una familia que tenía dificultades para atender a sus hijas pequeñas. Amparo no puede acudir ella misma dada sus obligaciones, pero logra que vaya su hija Nuria a ayudar a la madre necesitada.

Al regresar de misa, Amparo se detenía en las esquinas y en los balcones para saludar a los vecinos de Riaza; les preguntaba por sus familiares, cómo iba su trabajo, y si ya se habían aliviado sus enfermos. Se acordaba de todos porque los encomendaba a Dios con frecuencia y al llegar a casa rezaba por ellos.

Una de las cosas que más le gustó a Amparo, de Riaza, fue saber que la patrona del pueblo era la Virgen del Manto, pues ella siempre invocaba a la Virgen pidiéndole que protegiera a sus hijos bajo su manto. Colaboraba en los retiros que se organizaban, acudiendo a ellos e invitando a todas sus amistades y conocidas. Tomaba siempre notas de las meditaciones y sacaba sus propósitos: "Quiero entregarme a Dios a través del amor de mi esposo, de los hijos y en lo posible de los demás. El Señor me sale al encuentro en la situación en la que me encuentre. Amando a mi marido, es un modo de amarle a Él, cuento con la gracia -pero no soy consciente, he de querer a todos con sus defectos. Después del Tabor, Pedro negó al Señor. Pido y espero que tras éste Tabor que el Señor me regala le sea fiel siempre. Tomé una firme determinación de no retroceder, de avanzar cada día tras Él".

Todas las personas que conocían a Amparo coinciden en que su rasgo más característico era su sonrisa. Siempre estaba alegre, se reía mucho con los chistes, anécdotas o películas de humor. Era muy simpática y sabía hacer las cosas muy bien, trataba a la gente y la corregía sin imponerse nunca. Era amable, pero tenaz, más liberal que exigente, y consejera eficaz si se le pedía, ya que su posición ante los problemas consistía en abordarlos desde su lado amable. Era culta y poseía una gran sensibilidad para el arte, la literatura y la música. Para las empleadas del hogar no sólo tenía un trato exquisito y respetuoso, exento de cualquier atisbo de altivez, sino que esto mismo lo hacía extensivo a toda la familia de ellas procurando atender sus necesidades de salud o de trabajo. Incluso, si no sabían leer o escribir, les enseñaba en los ratos libres. Se preocupaba mucho por una mujer marroquí que le ayudaba en el aseo de la casa y que hacía el Ramadán. "Déjenla que se vaya -decía, pobrecilla, no ha comido nada, pagadle y que se vaya". Toda la familia recuerda el caso de Fernanda la costurera, que ayudaba a Amparo dos tardes por semana. Al ser mayor y no poder trabajar, teniendo dos hijos, Amparo le pagó toda la seguridad social para que no se quedara desprotegida. A las empleadas jóvenes les pagó cursos prematrimoniales y se preocupó de su vida espiritual, todos los días rezaban juntas...

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