Jacinta pidió a las autoridades revisar bien su expediente y reconocer su error.
Acompañada de familiares, Jacinta Francisco Marcial celebró su libertad ante universitarios y demandó la excarcelación de otras dos indígenas acusadas también de secuestrar a seis agentes federales.
Mientras el abogado del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, Leopoldo Maldonado, exigió resarcir el daño, ofrecer una disculpa pública, castigar a los culpables y liberar a las dos indígenas presas por el mismo delito, Jacinta reconoció que está libre gracias a una gran lucha social.
En un aula de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Jacinta agradeció el apoyo social ante estudiantes y académicos, a quienes les reconoció el interés por seguir su caso hasta el final, mientras la comunidad universitaria le respondió con aplausos y gritos de "íAnimo Jacinta!".
"Ahorita me dan ganas de llorar, pero ya de gusto... cuando yo llegué (a la cárcel) me decían mis compañeras, culpable o no culpable, estando en la cárcel, todas somos culpables... estoy aquí gracias a todos ustedes, que pelearon, por eso estoy aquí", apuntó.
En el encuentro con los universitarios, Jacinta recalcó que "en cada cárcel, en todo el mundo, hay muchos como mi caso, creen que todos ahí adentro son culpables, pero hay muchas (mujeres) que no lo son, que pasamos llorando por nuestros hijos, para pagar un delito que no debemos".
Jacinta pidió a las autoridades revisar bien su expediente y reconocer su error, al tiempo que denunció que mientras sólo recibió buenos tratos de las celadoras de la prisión, fue víctima de discriminación por parte de otras internas, como dijo, aún sucede en muchos otros lados.
"Decían es una india y me cambiaron a un segundo cuarto, yo lloraba día y noche... al año y medio me metieron a otro cuarto, pero no les gustaba estar conmigo, era una india, pero otras me decían, te debes sentir orgullosa, porque tu lengua, nosotras no la hablamos, tu vestuario, nosotras no lo usamos", dijo.
El esposo de Jacinta, Guillermo Francisco Prisciliano, agradeció el apoyo a nombre de la familia y de su comunidad, Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco, luego de tres años de lucha, ya que "cuando estábamos aquí (por primera vez) estábamos tristes y llorando, hoy esto es de alegría".
"Muchos le pedían a Dios que fuera liberada, sus peticiones llegaron a la mano de Dios, les tocó los corazones a las autoridades y hoy la tenemos aquí enfrente, por eso les damos gracias", señaló.
El abogado Leopoldo Maldonado insistió en que la Procuraduría General de la República (PGR) debe aceptar la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre el caso, así como establecer responsabilidades.
El coordinador estatal del Centro de Derechos Humanos Fray Jacobo Daciano, Bernardo Romero, apuntó que la liberación de Jacinta es producto de una lucha social muy intensa, que debe alcanzar también a las indígenas Alberta y Teresa, aún presas acusadas del mismo delito.