El problema de las acciones piráticas afuera de las costas de Somalia se ha convertido en un continuo irritante para muchos países. Y eso, desde hace ya buen rato. Y aunque se ha conformado una fuerza naval multinacional para patrullar esas aguas, la actividad de los de parche, perico y garfio no ha disminuido mucho que digamos: es demasiado el tráfico naval por esa ruta (que conduce al Canal de Suez), el área es demasiado grande, los piratas conocen esas aguas y cuentan con el apoyo de la población local, las posibles recompensas son demasiado tentadoras, y ya ven que el hambre es canija, pero es más el que la aguanta: muchos bucaneros son gente desesperada, que no tiene nada qué perder, y que no tienen un país digno de ese nombre en el cual vivir.
Lo que es un factor importantísimo: Somalia es, ése sí para que vean, un Estado fallido. Desde 1991 no ha tenido un Gobierno nacional que funcione o que controle un territorio más allá de donde terminan las calles de la capital. De hecho, el Gobierno actualmente reconocido por la ONU (básicamente, porque fue creado por la ONU, no porque represente a nadie) ni siquiera está en la capital, Mogadiscio, de donde tuvo que salir porque ahí no podía estar seguro. Ya se imaginarán el caos y la anarquía que reinan en un país así. Más o menos como en Torreón. Eso sí, allá ni obras atrasadas y hechas con las patas hay. Mejor: así se ahorran los corajes.
El caso es que esa ausencia de gobierno ha sido aprovechada por jóvenes desesperados, que han hecho del asalto y secuestro de barcos cargueros un negocio que les reditúa muy buen dinero. Como cada vez se han vuelto más audaces e impunes, las marinas de diversos países decidieron tomar cartas en el asunto. Y las cosas se han ido poniendo más feas.
En los últimos días, un comando francés rescató a un grupo de compatriotas, matando a un par de piratas y a un rehén en el proceso. Poco después, SEALs norteamericanos despacharon de certeros balazos a tres piratas que retenían como rehén a un capitán de esa nacionalidad en una lancha salvavidas. Como suele ocurrir, el mentado capitán se convirtió para los medios en un héroe instantáneo
La cuestión es que esos rescates han enfurecido a los piratas somalíes. Uno de sus líderes ya amenazó con asesinar a cuanto marinero americano o francés caiga en sus manos en el futuro. A su vez, Obama prometió que se hará todo lo necesario para erradicar esa lacra y mantener seguras rutas de navegación vitales para el comercio mundial.
Total, que el asunto ya escaló en intensidad; y en vista de la promesa de los piratas, cualquier futuro incidente puede convertirse en un baño de sangre. Eso sí, mientras Somalia esté como está, la tensión en esa parte del mundo no va a ceder.