Cuando Luciano Pavarotti trató de revivir sus días de gloria juvenil en la Opera Metropolitana de Nueva York con el papel que lo hizo famoso, el resultado fue tan decepcionante que manchó su reputación.
Plácido Domingo no sufrió la misma suerte el pasado viernes cuando a la edad de 68 años retomó el papel de su debut de 1968. Domingo volvió a encarnar a "Maurizio", un militar impetuoso, víctima de un triángulo de amor fatal en "Adriana Lecouvreur" de Francesco Cilea.
De hecho, que Domingo siga presentándose después de 40 temporadas es ya de admirarse. No se puede decir que su intento por regresar el tiempo fue un éxito rotundo, pero sí un esfuerzo dignísimo que dejó muchas satisfacciones.
El papel de "Maurizio" no es para nada el más difícil del repertorio italiano. "Cilea" le da al héroe un par de arias breves y varios duetos, además de que la nota más alta para cantar es un si natural debajo del do mayor. Pero incluso esa nota ha estado más allá de la zona donde Domingo se siente cómodo, por varios años, pues su voz se ha vuelto más grave y suena más como un barítono.
De modo que algunos de los fragmentos fueron bajados en la escala musical para comodidad de la estrella, un hecho muy usual.