Cuando una persona miente su cuerpo consume más energía, requiere más oxígeno, se estresa, suda y la presión del torrente sanguíneo aumenta.
Esos detalles son imperceptibles para un interrogador pero no así para los polígrafos, un aparato que lejos de ser obsoleto constituye un gran instrumento para la persecución del delito.
Joseph Perry, especialista en el uso y la interpretación del polígrafo, indica que el uso de ese instrumento es un arte y una técnica que ofrece garantía de certeza en un rango de 92 a 97 por ciento, pero el éxito siempre depende de la capacidad del poligrafista.
El experto señala que si bien se trata de una invasión al subconsciente de las personas de ninguna manera se puede considerar como una violación a las garantías individuales porque el examinado siempre tendrá la libertad de levantarse y dejar de contestar las preguntas.
Perry, de origen estadounidense, es el director de una escuela de polígrafo en la ciudad de Phoenix, Arizona, y una persona calificada en la materia para quien resulta relevante mencionar que hay quienes han intentado confundir al instrumento de la verdad con estímulos voluntarios pero lo único que hacen es evidenciarse frente al interrogador.
A su parecer "lo importante de este instrumento tecnológico recae en la intervención humana, es decir, influye aún más la sensibilidad del poligrafista que el equipo de cómputo o los sensores que se conectan al cuerpo, ya que la base para descubrir cuando la persona miente es el cuestionario, la forma de preguntar y el intervalo que se da entre las preguntas incómodas".
Para que una persona se someta al polígrafo debe conectarse un sensor de movimientos al tórax, otro al abdomen, uno más que detecta la presión sanguínea y otro que mide la sudoración de la piel.
Ello obedece a que cuando el cerebro trabaja envía señales eléctricas a todo el cuerpo, pero de manera natural en el momento en que requiere más descargas hace funcionar las glándulas sudoríparas y la humedad facilita la conductividad de dichas señales eléctricas.
Todo ello genera más consumo de oxígeno, que se obtiene de una frecuencia respiratoria más alta, de ahí que se necesite conectar los electrodos detectores de movimiento en las zonas del tórax y el abdomen.
Sigue El polígrafo...dos...abdomen En la actualidad el polígrafo se usa para la selección de personal y los sistemas de control de confianza, sobre todo en las corporaciones policíacas, pero Perry vaticina que con el tiempo ese instrumento se usará más en la vida cotidiana.
Asegura que una persona podría prescindir de un investigador privado para determinar si le es infiel su pareja, lo que llevaría en promedio un poco más de dos horas.
"El uso del polígrafo podría popularizarse en los próximos años hasta convertirse en el esoterismo tecnológico ya que la gente siempre ha recurrido a diversos mecanismos para saber cuál será su futuro, cuál será la realidad de lo que vive con su pareja y para ello pide que se le lea la mano, que se lean las cartas, las semillas y hasta el café", argumenta al respecto.
Sobre todo, añade el experto, el motivo de su éxito es la casi infalibilidad del aparato "la única forma en que puede fallar el polígrafo es cuando las reacciones del cuerpo no estén conectadas con el cerebro y ello requiere de un mal mental muy grave".
Sin embargo deja claro que no es tampoco que pudiera conseguirse ese tipo de aparatos en cualquier lado o que cualquier persona esté capacitada para usarlos.
Al respecto explica que los costos internacionales de la capacitación profesional como poligrafista es de unos cinco mil dólares y requiere al menos 400 horas de instrucción, donde se obtienen conocimientos fisiológicos, psicológico, de personalidad, de semántica y sobre entrevistas.
Para capacitarse en poligrafía también es necesario contar con una carrera de licenciatura en especialidades de comunicación o sicología y tener habilidades para interrogatorios, pero sobre todo una gran sensibilidad humana para detectar la forma en que se deberá interpretar una respuesta o una reacción.
El mercado de la poligrafía en México es más o menos rentable desde el punto de vista de Joseph Perry ya que un interrogatorio para un trabajador con fines de control de confianza o de selección de personal cuesta unos 900 pesos, según Capacitación y Reclutamiento Empresarial Americana (CREA).
Por lo que hace a un examen con fines penales o de confirmación de responsabilidades criminales podría subir hasta mil 500 pesos, debido a que el poligrafista requiere de mayor detalle de calidad, en su trabajo y una mayor investigación.
La técnica básica del uso del polígrafo requiere de tres etapas, la pretest, que es una fase de conocimiento e identificación entre el poligrafista y el interrogado, luego viene la parte de verificación de toda la información que se ha obtenido.
La tercera etapa es la de postest, que es una nueva verificación con preguntas planteadas de diferente manera pero orientadas a un mismo fin lo que indudablemente dará como resultado la observación de cuáles son las preguntas que generaron mayor incomodidad a la persona examinada.