Fue una semana llena de sorpresas que empezó el viernes pasado con la noticia del inesperado e inmerecido premio Nobel de la Paz para el presidente Barack Obama.
La Fundación Nobel con sede en Estocolmo, Suecia, decidió que el mandatario norteamericano reunía los méritos necesarios para el prestigiado galardón a pesar de no haber detenido guerra alguna ni resuelto los graves conflictos del Oriente Medio.
De acuerdo a los deseos de Alfred Nobel, el Premio de la Paz lo decide una comisión de cinco personas nombrada por el Parlamento noruego a quienes habría que preguntarles el porqué de su polémica designación.
Sabemos que la Fundación Nobel, al igual que toda gran organización, tiene sus propios intereses, pero nunca imaginamos que llegarían al extremo de congraciarse de esta manera con el Gobierno de Estados Unidos.
Esperamos que no vayan a solicitar un plan de rescate para Suecia o para los Premios Nobel al estilo de los que Obama ha repartido a diestra y siniestra en sus nueve meses de Gobierno.
Al otro lado de la frontera, el presidente Felipe Calderón sacudió a los mexicanos del Centro del país con el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro, una de las tantas paraestatales mexicanas controladas por sus líderes sindicales y que representan una onerosa carga para el pueblo.
Los capitalinos todavía no se recuperaban de la desvelada luego del triunfo del Tri contra El Salvador, cuando Calderón se lanzó con todo en contra de la compañía eléctrica, considerada uno de los soportes principales de la izquierda radical mexicana y de su líder moral Andrés Manuel López Obrador.
No sabemos si el "sabadazo", como bien lo calificó nuestro colega Jorge Calles, estaba bien planeado o si fue un manotazo de última hora orquestado en Los Pinos con la ayuda de los titulares de Hacienda y del Trabajo.
Las reacciones por el golpe de Calderón serán complicadas por parte de los grupos de izquierda, pero a nivel popular y en los medios productivos el "sabadazo" fue tomado positivamente con todo y su atropellada ejecución.
Qué bueno sería que acciones de este tipo se aplicaran en otros gremios como los petroleros, los telefonistas y los maestros, en donde su sindicato y su lideresa Elba Esther Gordillo hacen y deshacen a su libre antojo en detrimento de la educación de la niñez y juventud mexicanas.
Para los maestros con vocación, entrega y calidad -que abundan en México-, debe ser muy penoso tener como su dirigente a una lideresa vulgar y de tan cuestionable calidad moral y profesional.
Las sorpresas continuaron durante esta semana cuando los mercados bursátiles registraron niveles récord a pesar de los avances del desempleo, la recesión y los sombríos pronósticos del mercado inmobiliario.
En Nueva York, el índice Dow Jones cerró por primera vez en 009 arriba de 10 mil puntos en tanto en México se fortaleció el rompimiento del soporte de 30 mil puntos.
Pocos entienden el comportamiento del mercado porque si bien es cierto que la crisis ya tocó fondo, infinidad de sectores luchan a brazo partido por sobrevivir.
Para concluir la semana, el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, dio la sorpresa al registrar el nivel más bajo de popularidad desde su llegada al poder en 2003.
Apenas un 27 por ciento de los encuestados dijo que aprueba la gestión del actor austriaco, mientras un 65 por ciento expresó su desencanto. Los latinos fueron más severos, ya que sólo dos de cada diez aprueban la gestión del llamado Governator.
Hace dos años la popularidad de Schwarzenegger era superior al 60 por ciento, pero la crisis presupuestal de California aunado a los recortes en educación y salud, además del aumento de impuestos, echó por la borda la fama de la estrella de Hollywood.
¿Pasará lo mismo en dos años con la popularidad de Obama y otros políticos de moda?
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