Prevenir el secuestro también es tarea de los ciudadanos
El fantasma del secuestro deambula por todo el país devastando familias y no deja exenta a La Laguna, donde desde hace dos años y medio la delincuencia organizada mostró su poderío dejando fuera de combate a quien durante años encaraba a los secuestradores en la localidad.
El empresario, el agricultor, el ganadero, los destacados profesionistas, entre otros, son víctimas de los delincuentes de alto rango que incursionaron en el plagio y luego de una intensa actividad aparecieron en escena como animales carroñeros, otros grupos organizados, algunos improvisados y de plano malos imitadores que durante horas o días laceraron a decenas de familias.
Por eso en la actualidad es importante considerar a la seguridad como la salud, es decir, poner énfasis en la prevención y para esto, Mario Bahamón Dussán, hace una aportación con su libro "99 malos consejos para ser secuestrado", de Editions 99, obra de una sencilla pero valiosa lectura.
Y es que si tenemos en la mano la oportunidad de hacer todo lo posible para procurar no ser secuestrado, por qué no atender los tips tan simples como el no ser rutinario, ser discreto, analítico y previsor; mejor aplicar los "malos consejos" que lamentarse en el cautiverio.
RESPONSABILIDAD DE TODOS
Teniente coronel retirado del Ejército Nacional de Colombia y gerente de seguridad de varias empresas multinacionales, Bahamón dice que el eje medular del libro es el problema de la inseguridad, "es que la gente no cree en la necesidad de la seguridad y cree que es algo que se va a dar por sí, sin hacer nada y resulta que la seguridad es un producto de una sociedad, y para alcanzarlo se tienen que hacer medidas, esfuerzos, normas y una coordinación general, orientado por el Estado pero realizado por todos los ciudadanos".
El no aplicar estas medidas se refleja en el incremento del delito del secuestro, "cuando sucede un secuestro en un país como Colombia, México, Perú, comienzan a darse los secuestros, son un hecho aislado y por eso la persona víctima se metió en algo malo o no tomó medidas y el Gobierno cree que es esporádico y no vale la pena, cuando el delito del secuestro empieza por personas muy importantes, adineradas, muy influyentes en la sociedad, va consiguiendo fuerza, se va alimentando con el dinero de los pagos y los delincuentes van aprendiendo a ser más eficientes en su labor delictiva, hasta que acorralan a la sociedad con innumerables casos", dice Bahamón.
PESADILLA DE MODA
Sin embargo, en la actualidad vivimos un "boom" del secuestro en muy corto tiempo, luego de que fue fracturado en mayo de 2007 el Grupo Especial Antisecuestros de Coahuila, y sobre esta oleada violenta, Bahamón opina que "se presenta un forcejeo entre las autoridades y los delincuentes, cuando los delincuentes se ven combatidos con eficiencia ellos reaccionan, para demostrarle al Gobierno, a la sociedad, a los empresarios, que son muy fuertes y están en condiciones de doblegar al Gobierno y a las autoridades y de arrodillarlos".
El también asesor y consultor internacional de Seguridad Integral en Estados Unidos y Latinoamérica, reconoce que "en Colombia nos arrodillaron, hubo presidentes que prácticamente tuvieron que pactar, que doblegarse, que arrodillarse, y el resultado fue peor, porque al delincuente cuando se le demuestra debilidad se fortalece", pero señala que "el delincuente nunca es más poderoso que el Estado, que la Ley, que la sociedad y ante estos hechos de miedo que tratan de impresionar, de amedrentar a la sociedad, se tiene que reaccionar con más fuerza, porque no pueden arrodillarse, no sirve de nada".
Para evitar estar de rodillas, Bahamón afirma que ante el secuestro, no se debe pagar un rescate, "porque no se han quitado el problema de encima, sólo demostraron a los delincuentes que sí tenían dinero para pagar y ellos vuelven con el tiempo y lo ejecutan y muchas veces cobran el dinero, matan al secuestrado, y no lo entregan porque ellos se aprovechan del miedo y de la debilidad de la gente".
"MAL EJEMPLO"
Fue en su natal Colombia, donde Mario Bahamón percibió lo que considera como el "mal ejemplo de cómo se debe manejar el secuestro", que comenzó en la década de los 60, con pocos casos y las autoridades y la sociedad no llegaron a creer que se fuera a convertir en algo tan grave.
"Pero fue hasta que en el 2001 llegamos a tener tres mil 553 casos, o sea diez secuestros diarios que prácticamente acorralaron a la sociedad, la gente no podía ir a las fincas, no podía moverse por las carreteras, los niños no podían ir a los colegios, no podías ir a un banco a retirar un dinerito o tomar un taxi, hasta que el Gobierno, éste Gobierno, tomó medidas efectivas, y logró reducirlo el año pasado a 174 casos y la idea es reducirlo a cero casos", dice Bahamón.
Esta variación positiva en las cifras significa para el autor que sí se puede atacar al secuestro de forma eficiente, "el presidente de la República (en Colombia) tuvo que darle la misión al vicepresidente del combate contra el secuestro, en la misma oficina de la Presidencia funciona la oficina del combate contra el secuestro, es la primera prioridad en cuestiones de seguridad del actual Gobierno, así de ser el mal ejemplo, hemos pasado a ser el buen ejemplo".
Conferencista y profesor universitario, Mario Bahamón hace una analogía y señala: "Nosotros los colombianos queremos mucho a México, pero vemos con preocupación el mismo proceso que sufrió Colombia, no merece la suerte que nosotros corrimos, que estén acorralados por el secuestro, por consiguiente, todo lo que comiencen a hacer ahora, el realce que se le da a la publicación del libro es para que la gente tome conciencia, con la agravante de que los secuestradores en México son más asesinos que en Colombia, porque en Colombia sí tenían mucha práctica en mantener a las personas en cautiverio hasta diez años, en México no tienen la capacidad de tenerlos en cautiverio y tienen que solucionar el problema rápidamente y por consiguiente la gente tiene más miedo, pero que no tengan más miedo, que tomen conciencia enérgicamente".
UNIDOS SIN MIEDO
En su reciente obra editada en agosto de 2009, el autor revela los "malos consejos" para ser aplicados la mayoría en forma personal y al final tiene un cuestionario para evaluar el riesgo del secuestro, pero en conjunto señala que en la prevención de este delito se requiere de la fuerte participación tanto de los posibles afectados como del Gobierno.
Y es que en Colombia, según Bahamón, "el Gobierno hizo tomar conciencia a toda la Nación, desde empresarios hasta la gente común. Porque en Colombia lo primero que le hacen a la gente es atemorizar y al atemorizarse la gente no denuncia y al no denunciar el delito coge ventaja y el Gobierno tomó medidas para que la gente denunciara inmediatamente que sucediera un caso".
Pero para garantizar el éxito, el mismo Gobierno creó organismos dentro de las Fuerzas Armadas y la Fiscalía, "organismos muy eficientes con médicos, interrogadores, jueces, investigadores, policías, soldados e inmediatamente que sucedía un caso se trataba de rescatar al secuestrado, con algunos peligros y algunos casos de muerte, pero la mayoría de los casos son más exitosos, porque los secuestradores mueren y el secuestrado sobrevive, y eso es doloroso, porque la gente no quiere correr el riesgo de que le maten a un familiar, pero es como la persona que le dicen que tiene gangrena en una pierna, o decide le corten la pierna o pierde la vida, y la gente aprendió que había que correr un riesgo para salvar a la sociedad".
Mario Bahamón resalta que el Gobierno también hizo conciencia en no pagar por el rescate, "porque los secuestradores cogen fuerza mediante el dinero, se organizan mejor, compran mejores armas, en fin".
UN CÁNCER, UN MONSTRUO
En la industria del secuestro existen grupos organizados y desorganizados. En los últimos dos años en La Laguna, se da la incursión de bandas improvisadas de ladrones venidos a menos que se organizaron en una empresa negativa, algunos con resultados económicos y otros con su detención.
Ante este panorama el autor aconseja: "No se dejen amedrentar, todos los secuestradores se improvisan al principio, y se van volviendo muy profesionales en la medida que la gente coge miedo, corre a pagarles, entonces van cogiendo fuerza".
Para Bahamón la única solución contra el secuestro, es que la población civil y el Gobierno actúen con energía contra el secuestro, "esto es como cualquier enfermedad, si alguna persona le da un paludismo, y si la persona no actúa, el paludismo lo mata, eso es lo mismo, el secuestro es un cáncer, que puede acabar con una sociedad, es un monstruo delincuencial que se alimenta con dinero".
EXPERIENCIA COMPARTIDA
El libro es producto de la experiencia de muchos años, "cuando escribí el libro tenía la responsabilidad de la protección de personas contra el secuestro y ninguna fue secuestrada y después cuando había un secuestro, yo indagaba cómo fue para poder escribir el libro y por eso los consejos son tan sencillos, tan prácticos y tan buenos", revela el autor.
"Yo lo digo muy bien en este libro, uno de los consejos más importantes es apoyar a las autoridades en su lucha contra el secuestro. Otro de los consejos es el no ser rutinario, porque el secuestrador estudia a las personas, su rutina, su método de trabajo, sus horarios, organizan el secuestro".
Bahamón recomienda la lectura de su obra y dice: el profesor (Nelson) Vargas me hizo el honor de prolongar el libro, no obstante del dolor del secuestro y asesinato de su hija (Silva Vargas Escalera) que conmovió al mundo entero, me dijo que si él hubiera leído este libro, su hija muy probablemente estaría con vida.
MARIO BAHAMÓN DUSSÁN