La semana pasada los medios de comunicación presentaron diversas previsiones sobre la evolución de la economía mexicana en lo que resta de este año y 2010.
Me refiero, en particular, a los pronósticos revisados que presentó Goldman Sachs (GS) a fines de mayo y que levantaron mucho revuelo aquí, así como a lo dicho por Guillermo Ortiz, Gobernador del Banco de México (Banxico), y Agustín Carstens, Secretario de Hacienda, durante el Foro del IMEF el martes 2 y miércoles 3 de junio en la Ciudad de Monterrey.
En el caso de GS, en el número del 29 de mayo de su Latin America Economic Analyst, revisó nuevamente, y ahora de manera significativa, la caída esperada del PIB de México este año.
Hasta esa ocasión, todas sus previsiones para nuestro país desde que estalló la crisis financiera de Estados Unidos en octubre del año pasado, se habían ubicado del lado “optimista”.
Por ejemplo, a principios de diciembre de 2008 todavía esperaba un crecimiento positivo de nuestra economía, mientras que a fines de febrero sus números tan sólo reflejaban una caída modesta de 1.5 por ciento.
Los analistas de GS hicieron varias revisiones pequeñas desde entonces, pero ahora, cuando los datos del primer trimestre fueron bastante peores de lo que tenían previsto, pareciera que decidieron exagerar la contracción esperada de nuestra economía para este año.
En esta oportunidad visualizan una catástrofe para el PIB en 2009, al revisar su estimación de -4.8 a -8.5 por ciento, lo que haría de esta caída la más severa en la historia moderna de nuestro país.
Esos números son posibles, pero con los elementos de juicio disponibles a la fecha, poco probables. Ellos no tomaron en cuenta, por lo menos, un par de factores que amortiguarán la caída durante el segundo semestre del año.
Primero, los ciclos económicos se caracterizan por un proceso de liquidación de inventarios para adecuarlos a los bajos niveles de ventas, seguidos de una etapa de reposición paulatina de los mismos.
En el contexto actual, es muy probable que algunos de los sectores que recortaron fuertemente su producción en la primera mitad del año, muestren un leve repunte en el segundo semestre.
Segundo, GS pasó por alto que el cuarto trimestre de 2008 fue malo, y que al compararlo con el de este año la caída, de ocurrir, será relativamente pequeña. Eso es suficiente para esperar que la contracción de 2009 sea inferior a la que ellos prevén de 8.5 por ciento.
Con ello no quiero decir que el PIB no registrará una caída importante este año. Lo hará. Pero considero que será menos severa a la prevista por GS y, ahora sí, más cercana a la que pronostican nuestras autoridades.
En esta ocasión me inclino más por las declaraciones de Ortiz y Carstens de la semana pasada, donde con un optimismo cauteloso mostraron un panorama menos catastrofista que GS y, desde mi punto de vista, algo más apegado a la realidad.
Guillermo Ortiz presentó un caída estimada de 5.8 por ciento del PIB para este año, menos severa que la prevista por GS y todavía por debajo de la contracción que registró la economía en 1995.
Señaló, además, que “en los próximos meses veremos una estabilización de las variables y, eventualmente, una recuperación, y sobre todo…en el 2010.”
Carstens, por su parte, aceptó que la caída pudiera ubicarse entre el 5.5 y el 5.8 por ciento, así como que “las variaciones anuales seguirán siendo negativas prácticamente todo el año, pero las cifras van a ir mostrando una mejoría secuencial, gradual…” donde la variación del PIB en el cuarto trimestre “debería estar muy cercana a cero”.
Ojalá y la contracción del PIB resulte, como dicen nuestras autoridades, menor al 6 por ciento. Sin embargo, no podemos descartar que sea más pronunciada, no tanto como prevé GS, pero sí cercana al 7 por ciento, en mucho por la paralización económica a fines de abril y comienzos de mayo.
Por otra parte, es muy probable que toquemos fondo en algún momento del verano, así como que se inicie una modesta reactivación hacia el último trimestre del año, si no por otra cosa, por el hecho de que, como señalé antes, muchas empresas entrarán en un proceso de reposición de inventarios.
Pero crecer algo en el último trimestre en relación con el tercero, y registrar un avance positivo en 2010 no significa que recuperaremos el nivel máximo del PIB que alcanzamos en el segundo trimestre de 2008.
Ese nivel, si bien nos va, lo volveremos a registrar en el primero o segundo trimestre de 2011. Si lo estimamos en términos por persona, entonces quizá no se alcance nuevamente sino hasta 2012 o 2013. Sin duda, un proceso lento y gradual de recuperación.