Una prima del último rey de Laos ha puesto a la venta más de mil piezas de seda y joyas con dos siglos de antigüedad para financiar la educación a 200 monjes budistas y comprar ropa para las mujeres de una prisión en Tailandia.
"Las piezas tienen un gran valor histórico y para mi familia, pero he decidido ayudar a los monjes, quienes provienen de familias muy pobres", explicó hoy a Efe la princesa Chao Soymala, de 67 años, y residente en la ciudad tailandesa de Chiang Mai.
Soymala espera recaudar unos 30 millones de bat (859.350 dólares ó 652.350 euros), dinero que destinará a sufragar los gastos de educación de más de 200 monjes de Laos, Camboya, Vietnam, Bután y Tailandia en una universidad local.
Entre los budistas es una práctica corriente realizar donaciones a templos y a monjes como una señal de respeto y para recibir una recompensa espiritual.
Soymala, descendiente de la casa real de Luang Prabang, escapó de Laos tras el triunfo de la revolución comunista en 1975 y, después de casarse, se estableció en Chiang Mai, donde se ha dedicado a la venta de seda.
"Desde entonces no he podido volver a mi país, al que echo mucho de menos aunque he encontrado un nuevo hogar en Tailandia", afirmó la tataranieta de Phrachao Chaiyachettha, otro rey laosiano.
Entre las piezas a la venta hay unas mil sedas decoradas con hilo de oro y plata, algunas valoradas en más de cuatro mil dólares, y joyas de oro por un valor total superior a los 400 mil dólares.
Además de sufragar los gastos de educación de los monjes, los fondos también servirán para financiar actividades religiosas y comprar ropa para las mujeres internas en una prisión de Chiang Mai.
La familia real laosiana sobrevivió sin poderes bajo la tutela primero de los colonizadores franceses, y luego durante el Gobierno aliado con Estados Unidos que fue derrocado por los comunistas.
En 1975, los rebeldes del Pathet Lao se hicieron con el control de Laos y enviaron a la familia del entonces monarca, Savang Vattana, a campos de concentración, de los que no volverían jamás, mientras que otros miembros de la realeza huyeron al exilio en Tailandia o Francia.
