En el Distrito Federal ya entró en vigor una ley que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas en los antros después de las 2:30 a.m., debido al número tan alto de accidentes automovilísticos -la mayoría con funestas consecuencias- ocasionados por personas borrachas (suena gacho, pero así es), sobre todo los adolescentes. Esta prohibición, que ha originado beneplácito en los padres de familia, ha causado enojo en los clientes que frecuentan esos sitios.
Cómo están conformados hoy en día los adolescentes, es lógico que estén enojados, y uno pensaría que son los hombres los más afectados, pero, lamentablemente son las integrantes del sexo débil -mujeres que antropológicamente estuvieron dedicadas a permanecer en el hogar tejiendo, planchando, lavando, cuidando y protegiendo a los demás- quienes más protestaron, comentando que "eso no es justo, nosotros queremos estar hasta las cinco de la mañana divirtiéndonos"...
Como el vino cambia la personalidad de quienes lo consumen, esto nos señala que los jóvenes carecen de la capacidad de ser auténticos. La alegría es intrínseca, inherente al ser humano y para obtenerla basta con desearla y disfrutarla; pero, al parecer, ellas necesitan de "muletas" para transitar por la vida porque... ¿si no tienen vino, no se divierten?... pues... ¡qué poca!...
¡Pobrecitas!... son dignas de lástima porque desconocen la alegría "sobria".