Aprovechando la oportunidad de expresarme a través de mi columna en este medio tan importante como "El Siglo de Torreón", me permito comunicar mi experiencia personal con relación a la influenza "AH1N1".
En días pasados tuve a cargo el cuidado de mi nieta porque sus papás salieron fuera de la ciudad y, como es natural, estuve en contacto muy estrecho con ella, por ejemplo: abrazarla, jugar, ver la televisión, comer juntas, etc. (los hermanos por ser mayores hacían su vida escolar independiente). Al segundo día de cuidarla, ella comenzó a presentar síntomas gripales que pudieran pensarse como "comunes": flujo nasal, tos seca, le dolía el cuerpo, ojos llorosos y temperatura de 37.3°C. A pesar de que la temperatura no era alta, le llamé al médico y por teléfono me indicó algo para los síntomas, se lo di, pero le seguí vigilando la temperatura y ésta seguía subiendo. Al día siguiente la llevé a Urgencias al hospital y presentó 38.4°le hicieron la prueba rápida de influenza y el estudio determinó Influenza "A" y por la sintomatología general y la epidemia existente en el país, había una alta posibilidad de que fuera "AHINI". Ya con ese diagnóstico me enviaron a solicitar el tratamiento de Tamiflu, (que es lo indicado para la "AH1N1") a un módulo de influenza de la Secretaría de Salubridad donde me proporcionaron el medicamento y unas hojas con indicaciones epidemiológicas para su manejo.
Esas indicaciones epidemiológicas las seguí al "pie de la letra". La aislé en una recámara en absoluto reposo (la cual ventilaba en momentos oportunos) únicamente la muchacha de servicio y yo tuvimos contacto con ella (las tres con cubreboca) lavándonos las manos y poniéndonos gel antiviral (las tres), lo mismo que sus papás cuando regresaron del viaje y continuaron los cuidados (para la niña y para mí); se impidió la visita de sus amiguitas (así como los amigos de los hermanos) dentro de la casa; se limpiaron todas las superficies de lo que pudiera haber tenido contacto como teléfonos, áreas de comida, computadora, controles de televisión, perillas de las puertas, superficie de muebles; se cambiaron sábanas diariamente; tomó alimentos ricos en vitaminas C y se envió el justificante para ausentarse de la escuela por una semana. Ella reaccionó favorablemente al tratamiento, a la tercera toma le disminuyó la temperatura y los síntomas fueron aminorando y a la semana ya fue a la escuela. Sin embargo, a los dos días que mi nieta empezó yo inicié la misma sintomatología, pero sin temperatura alta; sin embargo, acudí al módulo de influenza de la SSA y ahí consideraron pertinente que por los antecedentes yo era candidata a tomar Tamiflu y a seguir las mismas indicaciones (existen casos en que la fiebre es asintomática), porque había una asociación epidemiológica importante que era la cercanía entre ambas antes de que ella iniciara tratamiento. Nadie del resto de la familia se enfermó, ni la muchacha del servicio que también entraba al cuarto (por el cubreboca, el lavado de manos y el gel).
Al regresar a Torreón, contacté al Dr. José Bautista, reconocido epidemiólogo de esta ciudad y él me informó cosas básicas. Me dice que la alta probabilidad de que fuera "AH1N1" existió por la virulencia del virus y la incidencia de los casos que se están presentando. El 98% de las influenzas son del tipo "A" y de esas aproximadamente en estos momentos más del 60% son "AH1N1" y que no es precisamente necesario tener todos los síntomas para considerarlo. Recibir el tratamiento oportuno antes de las 48 horas es importantísimo para que el curso de la enfermedad sea más favorable y, sobre todo, para evitar las defunciones. A principios de abril que empezó la epidemia hasta fines de mayo (fecha en que se empezó a proporcionar el Tamiflu) ocurrieron las defunciones en pacientes con riesgo (niños menores, personas de la tercera edad, embarazadas, enfermos diabéticos, fumadores, con cáncer, asmáticos); después de esa fecha, gracias a las medidas e indicaciones de la SSA, ya con el tratamiento las defunciones disminuyeron, no así los contagios porque éstos se dan porque la gente no toma sus precauciones, pero si todas las personas, en esta época de invierno (cuando bajan las defensas), llevan cubreboca y evitan los contactos físicos como saludarse de beso, abrazarse, apapachar a los niños, se lavan las manos y usan el gel, nos puede ir mejor. Acerca de vacunarnos mi nieta y yo en su oportunidad, debemos hacerlo (ante la escasa duda de si fue "AH1N1").
Mi sentir es que el virus está en todas partes, es muy importante tomar en cuenta lo que nos dicen los medios de comunicación: evitar el contacto físico en general con las personas dentro de lo posible, llevar cubreboca (sobre todo si asistimos a clínicas u hospitales) evitando ser acompañadas por menores de edad, no acudir a lugares públicos innecesariamente y si tenemos enfermo en casa extremar sus cuidados y evitar que el resto de la familia adquiera el contagio para que no se haga una cadena. Básicamente, debemos saber que todas las personas se pueden contagiar, ya existe una pandemia, frente a este agente biológico patógeno el cuerpo no tiene registro inmune, sobrevive en superficies lisas y porosas y mantiene entre 48 y 72 horas su capacidad de infección y, lo más importante, es sensible a algunos antivirales por lo que la influenza tratada en las primeras 48 horas es curable. Dentro de los cinco días de presentar los síntomas, la persona portadora de "AH1N1" puede transmitir el virus, después de ese tiempo y tomado el tratamiento no hay riesgo.
Créanme que saber que en una nieta es probable la influenza "AH1N1" es traumático por ser una experiencia que no se ha tenido anteriormente y no sabemos cuál será el curso de la enfermedad. Cuidémonos y acudamos al médico oportunamente, es mejor evitarla.
