Ya pasaron las actividades agitadas; religiosas para unos, festivas para otros, pero muy significativas en afectos y convivencia. Fueron días de reencuentros con familiares y viejas amistades que unas circunstancias (distancias, ocupaciones, etc.) alejaron y ahora otras circunstancias (las fechas decembrinas) acercaron.
Estando en la casa de mi hijo el día 24 del mes pasado, se recibió la llamada de Fernando y Gladys desde España. Ya había pasado un buen tiempo desde la última vez que tuve la oportunidad de escucharlos telefónicamente, así es que para mí fue muy grato oírlos y saber que están bien y con salud. Esto propició que recordara nítidamente lo que significó su amistad durante mi estancia en Massachusetts en el 2000. Fernando es español y Gladys es Argentina, se conocieron en Madrid y ahí residen ahora. Gladys, una mujer alegre y cálida, me sirvió de guía para descubrir la ciudad de Boston, y después de seis meses de contar con su amistad, Fernando y ella me llevaron a cenar a un bello lugar para despedirme un día antes de mi regreso a Torreón.
¿Cómo no recordar esa hermosa invitación?... Cuando las personas son amables y afectuosas dejan un recuerdo imperecedero en el corazón de los demás. Definitivamente… en la vida los pequeños detalles son importantes… y difíciles de olvidar.
