Cuando Torreón era más provinciano y las personas se veían con mayor frecuencia, se entablaban conversaciones substanciosas que enriquecían las vivencias personales de todos. Era muy agradable en esos tiempos ver caras conocidas a nuestro alrededor, no que ahora a veces ni siquiera sabemos quienes son nuestros vecinos y de repente nos enteramos que en nuestra calle estaba instalada una “casa de seguridad” (con el altísimo riesgo que eso conlleva).
Por los recientes acontecimientos que suceden aquí en La Laguna, se concluye que es importantísimo conocer a nuestros nuevos vecinos y no dar por sentado que sean personas honorables, porque en el país se están viviendo horas de terror (aunque suene amarillista) y estamos en un riesgo constante, sobre todo en las colonias residenciales, en donde sus ocupantes casi no conviven entre sí.
En ocasiones los hijos de esas personas interrelacionan con tus hijos en sus juegos; sin embargo (aunque pareciera conducta paranoide), sería conveniente que se organicen reencuentros con “los vecinos de la cuadra” para conocer mejor a los nuevos y si éstos no quieren participar tratar de saber el porqué de esa actitud y así detectar posibles irregularidades. Se puede argumentar que no hay tiempo para socializar, pero no se trata de una conducta social, sino de una conducta preventiva.
Hay que empezar a tomar providencias de seguridad para no tener que lamentar tragedias irreparables.