Ante la jugarreta infantil de José Marc Flores Pereira, el boliviano demente que "secuestró" un avión con dos latas de jugo, poniendo a toda una nación con el Jesús en la boca; ante el secuestro de la reforma de Estado, por el Congreso de la Unión, que nos inserte con éxito en la globalidad; ante el "síndrome de Juanito", que de Iztapalapa pasó como reguero de pólvora a la Cámara de Diputados, para que se vulnere la equidad de género; ante el "síndrome del botín", ejercido por algunos partidos políticos nacionales; ante el "síndrome del gavilán estreñido", del Gobierno Federal -por aquello de que planean, planean, planean y no sueltan nada.
El viejo Filósofo de Güémez no tiene otra opción que refugiarse en el reconfortante y poderoso sentido del humor que los viejos sabios le han enseñado y de quienes he aprendido sus principios básicos:
1. Fomentar el ejercicio diario del poder terapéutico del humor es el mejor aliado para la salud del cuerpo y el equilibrio del alma.
2. Tener una percepción policroma del universo cuando, utilizando el maravilloso sentido de la humildad, nos refugiemos en los dones curadores y milagrosos que el humor contiene; mismos que nos llevarán a ver la vida como la maravillosa oportunidad de dejar amorosamente estampada nuestra huella.
3. Nuestro trabajo se redimensionará cuando nos reencontremos con el poder del humor sin que lo sintamos; seremos tocados por el ángel de la vida, evolucionaremos en individuos armonizados con el cosmos, plenos en amor, felices, triunfadores
4. El humor nos enseña la lección de que a pesar de todas las vicisitudes, veamos la vida plena de optimismo y que si los éxitos nos dan alegría
5. Cuando somos tocados por el poder del humor, nuestra vida se transforma en relaciones plenas, que muestran nuestra sensibilidad al dolor ajeno; la salud espiritual llega a nosotros como por arte de magia.
6. El humor, a través de los químicos producidos por las endorfinas, la serotonina y la inmunoglobulina "A", envía el mensaje al cerebro de que todo está bien y éste lo retransmite al cuerpo que todo marcha en armonía.
7. El humor tiene la magia de enaltecer el brillo personal y redescubrir senderos que para los ojos del alma siempre están abiertos especialmente para nosotros, basando nuestra vida en el ejercicio del amor, de la autoestima; desterrando el miedo y la inseguridad.
8. Dios nos dotó de dos alas para volar hasta las estrellas: el amor y el humor. El amor nos dice que estamos hechos a imagen y semejanza de Él, y el humor envía el mensaje que dentro de nosotros hay un alma en plenitud que goza con los milagros diarios de la vida.
9. El humor enseña a contar las bendiciones que la vida tiene especialmente para nosotros
10. El humor es encuentro de mentes, voluntades, cuerpos y almas que quieren encontrar la plenitud a la que Dios los trajo al mundo, sabiendo ejercer la intransferible opción de ser felices, ejerciendo el derecho a la creatividad y, con él, a recepcionar la abundancia de bienes.
Lo del humor me lleva a adjudicarle al sabio de Güémez un viejo chiste: "resulta que el Filósofo andaba en la labor enseñando a arar a dos flojonazos líderes campesinos, como el Globulino y el Simpliano, cuando al remover la tierra brotó una vieja lámpara de aceite. La frotan y aparece un genio envuelto en una nube de humo.
--Como otorgo tres deseos, les voy a dar uno a cada uno -dice el genio.
--¡A mí primero! -dice el Simpliano-, quiero ir de vacaciones al Caribe -y
--¡Ahora yo! -dice Globulino-, quiero estar en Cancún, con una provisión inacabable de cerveza y con la mujer más bella del mundo -y ¡puff!, desaparece.
--Ahora te toca a ti -le dice el genio al Filósofo.
Éste, levantando el sombrero de palma y rascando su entrepelo cano, mojado por la faena, le dice:
--Quiero que esos dos $%&evones regresen conmigo
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