Las investigaciones de la policía dieron con la casa de seguridad donde el secuestrador guardaba a la víctima. En la madrugada, rodearon la vivienda. Lo tenían cercado. Los dos jefes del área antisecuestros, considerados policías modelo, quisieron dar ejemplo a su tropa y se pusieron delante. Entraron. El delincuente los recibió con tiros de AK-47, la temida Cuerno de Chivo. Las balas penetraron los chalecos protectores. Murieron los jefes. Sus subordinados siguieron el ataque. El secuestrador se vio perdido. Corrió por una pistola, mató a su víctima y se suicidó.
Esa es la versión oficial de la procuraduría del Distrito Federal de lo que pasó la mañana del 3 de julio en una casa de la calle de Prolongación Cuauhtémoc en la delegación Xochimilco. Lo que iba a ser el rescate exitoso de una víctima de plagio -hasta aviso habían dado a los reporteros para presumir el logro- terminó en lo peor que puede suceder: el asesinato de la víctima, y por si no bastara, el fallecimiento en combate de los dos hombres de más confianza del procurador local, los jefes antisecuestros Carlos Julio Rincón Juárez y José Antonio Moreno Sánchez; ya sin hacer escala en la muerte del criminal Armando Gutiérrez Solís o Sergio Flores Caballero, alias El Iván.
Para muchos expertos analistas de secuestros, la versión oficial resultó extrañísima. Sostienen que normalmente, en operativos de esta naturaleza, el secuestrador mata a la víctima, el secuestrador se suicida al verse cercado o el secuestrador mata a los policías
Y dejan correr una hipótesis: los jefes policíacos entraron sin el debido cuidado, el secuestrador los mató por la espalda, los subalternos irritados ingresaron a balazo abierto, mataron al secuestrador, en una bala perdida murió la víctima y todo se acomodó para que lo que sucedió en la casa de Xochimilco se quede en la casa de Xochimilco. Amén que todo apunta a que actuaron precipitadamente, sin conciencia de qué armamento tenía el enemigo y sin haber estudiado la vivienda a invadir.
El expediente amerita no ser borrado por las llamativas detenciones que lo sucedieron: el asesino material de Fernando Martí y la banda que plagió a Silvia Vargas Escalera.