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¿Quién es el Filósofo?

El Filósofo de Güémez

RAMÓN DURÓN RUIZ

Algunos lectores, que generosamente me leen con una munificencia que agradezco amablemente, me escriben al correo electrónico preguntándome ¿qué onda con el Filósofo? Para tal asunto debo decirles que el Filósofo tiene dos vertientes: una humana y otra social.

En la vertiente humana pudo haber encarnado en tres personajes de Güémez: don Darío Guerrero, don José Calderón y el maestro Juan Mansilla, sólo que hace más de veinticinco años, cuando fui con sus familiares, cada uno de ellos me dijo por su parte que su padre no había sido el Filósofo. Caí entonces en la idea que había una segunda vertiente: la social, en la que el Filósofo somos todos. Yo únicamente soy su cronista, un hombre que durante los últimos veinticinco años de su vida ha trabajado diariamente, buscando en los entresijos del humor del mexicano el sentido de vida y común que trato de imprimir a este personaje.

Antes de que iniciara mi tarea, el profesor José Martínez y Martínez, en las charlas con sus amigos hablaba del Filósofo de Güémez, después le seguiría el queridísimo Eugenio "Geño" Hernández Balboa, un incansable promotor del turismo de mi tierra, que hacía del Filósofo un tema permanentemente de su plática, después llegarían mis amigos Gerardo Campos y Francisco Ramos Aguirre.

Cuando inicié mi tarea de publicar un libro sobre este personaje, sólo había dieciséis frases llenas del ingenio y la creatividad del humor del mexicano, no había una visión espiritual ni anécdotas, ni historias, a partir de ahí, día con día, voy buscando en el colectivo social todo lo que esté lleno de ingenio, humor, amor, sentido de vida y se lo adjudico al Filósofo.

Con los ojos de mi espíritu abierto para recepcionar todo lo que esté lleno de ingenio y pueda transmitir un mensaje de amor a la vida, le he creado historias de humor y una corriente espiritual, en donde tomando de todo y de todos (televisión, radio, periódicos, revistas, libros, Internet, charlas) busco reflejar la nítida sabiduría que albergan las abuelas y los viejos de mi tierra.

He buscado proyectar un Filósofo humilde, sencillo, trabajador, sincero, amistoso, sabio y obviamente con un profundo sentido del humor, un hombre que, como los viejos de mi tierra, se regocije diariamente con el milagro del amor y de la vida. Un Filósofo que, con ingenuidad provinciana, siempre salga con una respuesta inesperada, o que con un sentido del amor profundo nos diga algo que el colectivo social acepte irrefutablemente como un axioma matemático.

Busco que las historias y las frases del Filósofo tengan un sentido de vida y de obviedad, a las frases les voy dando la métrica de la fraseología del Filósofo, la cual consiste en dos renglones: en el primero te lanza una pregunta que es respondida con un sentido profundo del humor en el segundo renglón, así pues, van para usted algunas de las frases del viejo sabio, veterano ajetreado y zarandeado por la política y los políticos, Filósofo de Güémez:

El Vaticano es como la reforma agraria...

En 50 años ha producido cinco papas.

El dinero no da la felicidad...

Sobre todo si es poco.

De cada 100 personas...

50 son la mitad.

Hay mujeres que son como las láminas galvanizadas en tiempo de ciclón...

Si no las clavas bien vuelan.

Hay pelao's que son como los boilers de leña...

Los primeros tres meses calientan un 'ingo, después se la pasan tizne y tizne.

De cada 100 problemas que tengo...

Uno es por pen... y 99 por metiche.

Detrás de un gran hombre hay una gran mujer...

Pero nuestra 'inche vieja siempre está en medio.

Cab... es que el que repite plato...

Pero más cab... es el que pide pa' llevar.

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