MéXICO, D.F.- Jannette Chao desea convertirse en una artista de "culto", y aunque sabe que el camino es largo, lo prefiere. "Me queda claro que para hacer una carrera así tienes que tener talento... y muchos g...vos".
Chao tuvo que descender a lo más profundo de su ser, para, asegura en charla, "realizar un cambio en mi vida. Abrazar lo que debía abrazar", y seguir adelante.
En esas profundidades, halló que "para hacer este disco tenía que desechar muchas cosas que tenía por certezas".
Cambió de manejadores y compañía discográfica. Eso, advierte, era necesario asumirlo porque "la vida te invita y luego te obliga a transformarte", y en ella no tuvo que suceder. "Tuve el gran acierto de escuchar".
Pero qué fue lo que vio, pregunta y ella misma responde. "Lo que tenía que ver era esa necesidad de cambiar de manera de pensar, mi carrera, mi música".
Esas reflexiones en el inframundo/chaoiano detonaron, en sus palabras, "la bomba perfecta" para reconocer la decepción "en muchas cosas; estaba cansada y de pronto encaré a mi ego y me dije: 'algo no está funcionando y soy yo'".
Palabras fuertes rebotaron en su interior. "Dejé de creerme la mentira que nos cuenta el ego diariamente y estoy de forma continua en la búsqueda. Enfrascada en la batalla del ego de todos los días".
Cataclismo personal que en su caso la llevó a reinventarse, "empezar a vivir, en vez de sobrevivir cada día. Empecé a disfrutar cada pequeña cosa".
El ego, visto por Chao, como un ente interno obnubilador; pertrechado en algún recoveco de su alma, dice. Su demonio pues, o eso entendemos, "no discierne entre talento, riqueza, pobreza. El ego es el común denominador de la historia y condición humana".
Pero matiza. "El ego no siempre es malo, pues es tu personalidad; la cosa es no irse con el viaje que él te cuenta".
