Ante el asombro de varios curiosos, trabajadores del Municipio derribaron los árboles que se ubicaban en el paseo peatonal de la calle Cepeda entre Juárez e Hidalgo.
Ante el desconcierto de decenas de transeúntes que caminaban por el paseo peatonal de la calle Cepeda entre Juárez e Hidalgo, trabajadores del Municipio cercenaban con prisa los árboles de los dos pequeños jardines que hacían parte del atractivo de la calle. Estudiantes, peatones, dependientes de los comercios y algunos vecinos se apostaron frente al Museo Arocena para ver cómo desaparecían los ramajes que antes les daban sombra a los caminantes.
Uno de los trabajadores de seguridad del Museo Arocena, Juan Carlos, comentó que desde la mañana muchas personas se dirigían con él para preguntar la razón por la que estaban derribando los árboles. “No sólo las personas que ingresan al museo, sino muchos de los que habitualmente caminan por acá, se acercaban a preguntarme para qué eran las obras y qué iban a ubicar en el sector, la mayoría se notaban molestos, sobre todo por las jardineras”.
“Ya nunca más nos sentaremos a leer el periódico en las bancas de este paseo peatonal, muy mal porque en época de calor los árboles daban buena sombra, desde que inauguraron este paseo yo me he sentado a leer acá en las mañanas”, dijo don Jesús mientras observaba cómo removían las jardineras de la calle que frecuentaba de lunes a viernes.
Sobre la calle donde también se ubica uno de los ingresos del Canal de la Perla, se encuentran 9 comercios, un banco y la entrada al Museo. Aldo Reyes, encargado de una de las tiendas de ropa del lugar, manifestó que ningún funcionario se había acercado a darles información sobre el inicio, duración e intención de las obras, lo que ha causado molestias, ya que no se encontraban preparados para los inconvenientes que éstas causan.
“Como siempre la desinformación es lo que reina, no nos preguntan a los comerciantes y no nos tienen en cuenta, como si no existiéramos, en plena ‘cuesta de enero’ y con esto de la crisis en lugar de ayudar las ventas disminuyen, además qué ganan con quitar los árboles y las jardineras”, es el comentario de la propietaria de unos de los comercios de la calle, que coincide con Laura Gonzáles, la encargada de una tienda de regalos que lleva más de 60 años en el sector, y quien agrega que los dos jardines estéticamente se veían bien y permitían que muchas personas descansaran en las bancas que allí se encontraban.