Una extraña enfermedad genética está convirtiendo en un hombre de piedra a un chileno de 44 años cuyos tejidos musculares se han transformado progresivamente en huesos.
Carlos Olea, al que sus vecinos conocen como el Hombre de Piedra, padece desde su nacimiento fibrodisplasia osificante progresiva, una rara patología que ha destruido sus músculos y sus articulaciones, por lo que su movilidad es casi nula.
El paciente, el menor de nueve hermanos y el único con esta enfermedad, vive junto a sus padres en una casona familiar en el campo, en el sector de Tunca de Arriba, en la región central de O'Higgins.