En sus buenos tiempos, Olivetti daba empleo a más de 3,000 trabajadores en el centro de Barcelona produciendo máquinas de escribir. Hoy, en el interior del edificio de esa antigua fábrica, hay muchos jóvenes profesionales sentados en cómodos sillones hablando de negocios en una mezcla de idiomas en medio de oficinas de colores brillantes y vigas de madera; oficinas con salas de juntas llenas de estudiantes tomando seminarios sobre cómo hacer un plan de negocios o cómo desarrollar campañas de mercadeo.
En los tableros de avisos se pueden leer reportes acerca de las más recientes oportunidades de negocios para captar inversionistas.
El edificio fue reabierto hace tres años como incubadora de negocios de alta tecnología, la estructura de vidrio y concreto alberga hoy 55 nuevas empresas que crean desde cascos protectores para ciclistas, los cuales tienen integrada una bolsa de aire, hasta servicios de búsqueda de audio en línea que son considerados por los analistas como el Google de la música. La fábrica reconvertida también aloja la oficina del proyecto 22@Barcelona el cual contempla convertir el lugar en un parque de ciencia con universidades, institutos de investigación y laboratorios corporativos que se espera conviertan a la ciudad en un gran centro creativo de clase mundial.
Si escuchamos las palabras "parque de ciencia", nos imaginamos grandes extensiones de terreno con zonas verdes en las orillas de la ciudad en donde trabajan los investigadores asistiendo a sus oficinas cada mañana y regresando a sus casas por la tarde batallando con el tráfico. Por muchos años éste fue el prototipo de parque científico. No lo es ya más, hoy los parques de ciencia se están instalando en el centro de las ciudades aprovechando los edificios que quedaron vacíos ante la movilidad de las zonas y centros comerciales hacia lugares fuera del centro. Estos parques de ciencia en el centro de las ciudades son llamados "ciudades del siglo XXI", su principal objetivo es crear dinamismo en esas zonas céntricas fomentando la ubicación de industrias prioritarias relacionadas con la tecnología y el conocimiento en donde las empresas y las universidades trabajan conjuntamente para desarrollar la nueva generación de profesionales del conocimiento.
Los planeadores de estas zonas enriquecen este "nuevo urbanismo" fomentando también la instalación de negocios indirectos de servicios y comodidades para que los profesionistas, trabajadores y empleados de una gran variedad de empresas de la tecnología y el conocimiento, convivan en una atmósfera que pueda detonar la creatividad y proyectos de desarrollo emprendedor. De acuerdo con Josep Miguel Piqué, director de 22@Barcelona, "Para ser un neurocentro de la economía del conocimiento, la fibra óptica y las telecomunicaciones no son suficientes, también se necesitan cosas como buen vino, buena comida, estéticas, cafeterías y lugares de reunión y esparcimiento".
El proyecto 22@Barcelona comprende la transformación de una gran zona del centro de la ciudad, aproximadamente 30 manzanas, para alojar más de 1,000 pequeñas empresas internacionales de medios de comunicación, tecnologías de información, y alta tecnología médica las cuales se estima que darán empleo a 150 mil personas en un periodo de 15 años. Singapur está invirtiendo en un megaproyecto de este tipo llamado Uno Norte (One North) el cual integrará complejos de investigación y desarrollo y laboratorios de biotecnología, materiales avanzados y servicios médicos. Seúl, en Corea del Sur, está desarrollando la llamada Digital Media City (La Ciudad de los Medios de Comunicación Digitales) cerca de una antigua estación de trenes y se estima que ello creará 2 mil empresas y 120 mil empleos directos para el año 2015.
Algunos centros tecnológicos viejos de los Estados Unidos que con el tiempo han sido absorbidos por el crecimiento de las ciudades, están tratando de adaptarse. Parques industriales construidos en 1960 en las entonces orillas de San Diego para alojar la entonces naciente industria electrónica, están hoy agregando comodidades y servicios incluyendo apartamentos, tiendas, carriles para ciclistas con el objetivo de hacerlos más atractivos para los profesionales del conocimiento y la tecnología en el mundo.
Las ciudades industriales medianas, como Torreón, requieren parques tecnológicos en el centro de la ciudad como una herramienta de reactivación económica. Winston-Salem, en Carolina del Norte, afectada fuertemente por la caída en las ventas de tabaco, textiles y muebles, ha convertido un edificio que era propiedad de la empresa tabacalera R.J. Reynolds, en las oficinas centrales de un parque de investigación tecnológica especializado en biomedicina, mientras tanto, Sheffield, Inglaterra, la cuna de la revolución industrial, está iniciando un proyecto muy ambicioso de reactivación del centro de la ciudad para colocarse como un pilar del diseño, manufactura avanzada y nuevos medios de comunicación masiva.
Los centros de las ciudades son como las personas: si no se reactivan pierden vitalidad y se mueren. El gran problema ha sido la fuga de las grandes actividades a sitios alejados fuera del centro de la ciudad. En Monterrey, para reactivar el abandonado centro, se reconvirtieron viejos edificios en pequeños centros comerciales con todas las comodidades y precios atractivos, orientados principalmente para la población que no usa automóvil dado que el problema de estacionamiento en esa zona es muy crítico.
Es indiscutible que para reactivar económicamente el centro de Torreón también se requiere una gran obra vial y de hermoseamiento que borre la mala percepción que de esta zona tiene de la mayoría de los habitantes de la ciudad. Para todo se requiere capital y reactivar el centro implica altos costos, sin embargo, para reconvertir el centro en una zona de desarrolladores de alta tecnología y de empresas de tecnologías de información, las inversiones son bajas y el tiempo de implementación es corto, los resultados se pueden empezar a ver en el corto plazo y como se dice comúnmente. "del mismo cuero pueden salir más correas" una cosa puede llevar a la otra, este tipo de empresas muestran un gran efecto multiplicador en empresas de servicio y en empleos indirectos. Opciones las hay y además, se vale soñar.