Una medida que habría permitido que los ciudadanos porten armas ocultas en varias partes del país si contaban con un permiso para tal efecto en su propio estado no alcanzó el miércoles los votos necesarios en el Senado, una extraña victoria para los defensores del control de armas.
Los oponentes a la medida indican que esto habría llevado a que los estados con mayores restricciones para portar armas ocultas permitieran la entrada a los ciudadanos de estados que otorgan permisos a ex presidiarios, menores de edad y personas sin entrenamiento.
"Es una política extremadamente peligrosa", dijo la senadora demócrata Dianne Feinstein de California, y subrayó que en su estado es necesario un registro de huellas dactilares, revisiones a los antecedentes federales, un curso de entrenamiento y la verificación de un alguacil local antes de emitir el permiso para portar un arma oculta.
Una gran parte del Senado apoyó la medida, con 58 votos en contra y 39 en favor, lo que habría llevado a que la mayoría de los estados respetaran los permisos para portar armas ocultas emitidos en otras entidades. Pero la medida se quedó a dos votos de ser agregada como una enmienda a la ley de defensa.
Unos 20 demócratas, la mayoría de estados del oeste o rurales, se unieron a todos republicanos, salvo dos, que apoyaron la medida.
La iniciativa fue impulsada por la Asociación Nacional de Portadores de Armas y otras organizaciones sociales. El vicepresidente ejecutivo de la asociación, Wayne LaPierre , dijo a The Associated Press que a pesar de la derrota, el voto mostró que "tenemos el viento a nuestro favor" y calificó la votación como "un paso más hacia lograr que todos los estadounidenses tengan la protección completa de la Segunda Enmienda".
El principal promotor de la medida, el republicano John Thune de Dakota del Sur dijo que ésta habría reducido los crímenes al permitir que los ciudadanos que respetan la ley, como los conductores de camiones, pudieran protegerse en sus viajes de un estado a otro.
En cambio, los oponentes recordaron ejemplos en los que las armas ocultas resultaron ser fatales. El senador demócrata Dick Durbin de Illinois mencionó cuando un hombre del estado de Washington obtuvo un permiso para portar armas ocultas a pesar de tener antecedentes de drogadicción y esquizofrenia, y le disparó a tres personas en un festival publico del 2008.
Otro caso desafortunado ocurrió cuando una mujer con un permiso para portar armas ocultas disparó y mató a un pordiosero cuando éste le pidió una moneda en una gasolinera.
El Centro de Políticas para la Violencia, un grupo que apoya el control de armas, presentó esta semana un estudio en el que señaló que los portadores de armas ocultas mataron al menos a siete policías y a 44 civiles en Estados Unidos durante un periodo de dos años.
