El secretario de Agricultura reconoció que Procampo tiene dos debilidades: no constituye "necesariamente la base de la política agroalimentaria" y tampoco es el instrumento ideal para combatir la pobreza, aunque contribuye a ese objetivo.
La dependencia, encabezada por Alberto Cárdenas, sostiene que como todo programa, el Procampo tiene fortalezas y debilidades, una de ellas es que no es un instrumento suficiente para incentivar la reconversión.
Entre sus fortalezas, subraya, es el ser flexible con la libertad al beneficiario para decidir qué producir, ya que en las debilidades es en lo que se plantearon las reformas que se hicieron el ocho de abril pasado a las reglas de operación, destaca.
Sobre estas últimas, la Sagarpa precisa que mucha gente piensa que el Procampo es el único instrumento de la política agropecuaria y no lo es.
Es un instrumento más de política agropecuaria que tiene un objetivo específico y que coadyuva y se coordina con otros programas de la política agropecuaria y rural.
Es un programa que ayuda a combatir la pobreza, al ayudar a productores pequeños a tener mayores ingresos.
Pero no ayuda suficiente para conservar el medio ambiente y cuidar el agua y los recursos naturales.