Canasta de mimbre bajo el brazo y al grito de "Esas piedrillas no se me castiguen", Celia Adame Soto, mejor conocida como "La Güera Semillera", vendía semillas, chocolates, cigarros, cacahuates, muéganos, garapiñados, chicles y cigarros en los partidos de futbol profesional, juegos de beisbol de Liga Mexicana, funciones de box y lucha libre, corridas de toros, charreadas, carreras de carros y caravanas artísticas.
Fue todo un personaje entre los asistentes a los espectáculos en mención, a quienes les robó el aprecio con su manera de tratar al cliente y los singulares estribillos, como: "Esas rocas de atrás, no se me hagan duras", "A ver mis niños, pídanle a sus padres, aquí están los chocolates, cacahuates y garapiñados que tanto les gusta".
Celia Adame Soto nació en el barrio del "Parralito", en el mero corazón de Gómez Palacio, y aprendió a preparar semillas de su padre, el comerciante Andrés Adame Ortiz, conocido como el "Güero Barillas", quien estableció el Estanquillo Adame alrededor de 1920 en la esquina de calle Centenario y avenida Allende de Gómez Palacio, a unos cuantos metros del desaparecido Teatro Unión.
Don Andrés Adame Ortiz contrajo matrimonio con Rosenda Soto Rodríguez, originaria de Gómez Palacio, con quien procreó seis hijas: Josefina (+), Celia (+), María del Socorro (+), Amparo, Amelia y Aurora Adame Soto.
Celia, la segunda de ellas, le ayudó desde muy joven a su padre a vender semillas en los intermedios de las funciones del Teatro Unión y a la salida de las mismas.
Pulcramente arreglada, con su inseparable canasta bajo el brazo, apareció enseguida en la Arena Olímpico Laguna, en el Estadio de la Revolución, en la Plaza de Toros Torreón, en el desaparecido estadio de San Isidro, en el lienzo charro del kilómetro 11-40 del boulevard Miguel Alemán, en la inauguración del Estadio Moctezuma, ahora Estadio Corona, en el inolvidable Estadio Superior, mejor conocido como el Mecano, en el Autódromo Torreón y otros escenarios.
El apodo de "La Güera Semillera" se lo puso la gente que asistía a los espectáculos, y Celia Adame Soto lo aceptó con gusto y desempeñó su oficio con gran alegría, sus frases obligaban hasta la persona más ahorrativa a comprar los productos que ofrecía, por el placer de oírle decir: "Esas piedrillas no se me castiguen".
El sabor de sus semillas era incomparable, la receta para prepararlas es secreto de familia, que aún conservan sus hijas Rosa María y María Elena, la primera de ellas vende semillas en su domicilio particular, con el fin de conservar viva esta tradición familiar.
El Estanquillo Adame sigue en pie en el crucero de avenida Allende y calle Centenario, y lo atiende actualmente Aurora, la menor de las hermanas Adame Soto, quien le ha enseñado a sus hijos a que sean comerciantes como su abuelo Andrés y su tía Celia.
Don Andrés destacó también como fabricante de dulces de camote, calabaza, coco, biznaga y cacahuate, que añoran los gomezpalatinos de antaño.
Celia Adame Soto, "La Güera Semillera", falleció en la Navidad de 1999, hace casi diez años, pero su recuerdo sigue vigente entre los laguneros.
¡Hasta el próximo miércoles!