Asimilada la lección tras sus diagnósticos fallidos que le rompieron la columna vertebral a la credibilidad de su titular, la Secretaría de Hacienda está ensayando una nueva fórmula para inyectar confianza: plantear un escenario de "brotes verdes" en el páramo.
Según ello, pues, existen signos incipientes de recuperación en la economía del país, que auguran un 2010 menos apremiante.
Lo inaudito del asunto es que la señal más visible es que tras una caída consecutiva en el empleo desde octubre del año pasado en que brotó el tumor, en junio anterior se crearon 19 mil nuevos empleos, según las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Una sola yerbita, pues.
El problema, reflejado en el voto de castigo contra el partido oficial, es que para la mayoría de la población la percepción es de retroceso permanente. De hecho, los ricos también lloran. Si en el año 2000, al inicio del sexenio foxista, había 13 familias a las que se ubicaba en el renglón de multimillonarios, actualmente sólo existen 11, por más que las fortunas saltaron de 24 mil 900 a 82 mil 200 millones de dólares.
Ahora que sí en 1988, al inicio del sexenio salinista, sólo había una familia con ese nivel, al término de éste, practicada la política de Hood Robin, es decir quitarle recursos a los pobres para otorgárselos a los ricos, el nivel alcanzó a 24, con un monto de 44 mil 100 millones de dólares, lo que implicó un crecimiento de dos mil 100 por ciento en las fortunas.
Del otro lado de la moneda, naturalmente, la tragedia es aún más patética. Aunque México se mantuvo el año pasado como la décima economía mundial, en el renglón de desarrollo humano caímos al escalón 55.
De acuerdo a la visión de las Naciones Unidas, el capítulo identifica un ponderado entre el comportamiento del ingreso, la salud y la concentración.
De acuerdo al índice de concentración conocido internacionalmente como Geni, México se ubica entre las naciones con mayor grado de desigualdad, al punto de superar a países como Nigeria, Kenia o Bangladesh.
Y si le seguimos, de acuerdo a las encuestas de ingreso-gasto del Inegi, el 10 por ciento de las familias pobres del país reciben sólo el 1.6 por ciento de los ingresos totales generados en el año.
En contraste, la población con mayores ingresos, ubicada en el décimo decil, alcanza el 35 por ciento del ingreso anual.
Digamos que el ingreso promedio de las familias del decil más pobre representa alrededor del cuatro por ciento de las familias con mayor ingreso en México.
Más aterrizado al terreno práctico, la última Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares realizada por el INEGI, señala que en el lapso 2006-2008 el ingreso corriente de los hogares se contrajo 1.6 por ciento en términos reales, es decir descontada la inflación.
El problema es que las familias más pobres cargaron el peso de la derrota. El decil uno, donde el promedio de ingreso es de seis mil 111 pesos mensuales, se contrajo ocho por ciento. En contraste, los deciles nueve y 10 mantuvieron prácticamente intacto su poder de compra.
La razón de la debacle se inscribe, naturalmente, en la desaceleración económica del país, pero aleatoriamente hay que considerar la caída dramática en el envío de remesas por parte de los trabajadores migrantes mexicanos en Estados Unidos, en paralelo a un descenso en los flujos de apoyo público vía los programas sociales como Progresa y Oportunidades.
Más aún, se percibe una caída, además, de los apoyos gubernamentales al campo.
En el aluvión, naturalmente, el gasto de consumo se ha acotado en niveles que alcanzan 12 por ciento en el lapso 2006-2008, tantito por la dramática pérdida de empleos; el endeudamiento de los hogares y, naturalmente, el incremento en los precios de productos básicos, especialmente alimentos.
Si en el 2006 los hogares destinaban el 29.4 por ciento de su gasto al consumo de alimentos, bebidas y tabaco, en 2008 el porcentaje se elevó a 33
Dicho con todas las letras, al margen de si la macroeconomía toca fondo, la real, lo que impacta al bolsillo, sigue tan o más deprimida.
¿Recuperación para quién?
La noticia es que el actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Amando Paredes, se mantendrá un año más en el cargo, al no alcanzar consenso entre los organismos la posibilidad de que el dirigente de la Coparmex, Ricardo González Sada, entrara al relevo.
La oposición surgió de la Concanaco y la Concamín, quienes advirtieron, bajo la estructura actual, una cada día más lejana posibilidad de alcanzar la silla.
De hecho, se está planteando una reforma estatutaria para abrir el abanico no sólo a los ex presidentes de los organismos cúpula, sino a cualquier empresario con capacidad de liderazgo, en un escenario en que hace más de una década no hay apellidos.
Como recordará usted, tras la frustrada gestión del ex presidente de la Concamín, Jorge Marín, se había abierto un esquema que permitiría la rotación entre los organismos.
Por lo pronto, González Sada, ex vicepresidente de Relaciones Gubernamentales de Femsa, tendrá que aguantarse un año para pelear la silla.
PURO CUENTO
Planteada originalmente como renuncia obligada para facilitar la investigación sobre la tragedia en la guardería ABC de Hermosillo, lo cierto es que al químico Antonio Salazar Salazar, director de Prestaciones Económicas y Sociales del Instituto Mexicano del Seguro Social se le tendió una alfombra roja para su retiro.
De hecho, alcanzó una liquidación, ¡válgame Dios!, de 30 millones de pesos.
El ahora ex funcionario había peleado en tres ocasiones la posibilidad de ser director general del organismo: la primera y la segunda durante el sexenio foxista, superado en uno y otro caso por Santiago Levy, y Fernando Flores Pérez, por más que en Los Pinos en este último caso le había colocado una bola blanca.La última de la tarde la libró contra Juan Molinar Horcaditas
CEMEX SÍ; TELMEX NO
Pues ahora resulta que en la fase previa a la investigación que abrió la Comisión Federal de Competencia en su contra, a denuncia de la Telefónica México, Teléfonos de México había solicitado un amparo para obstruir el procedimiento
El argumento hablaba de que no habiendo un acto de autoridad en la mesa, la previsión era innecesaria.
Lo curioso del caso es que a Cementos Mexicanos sí se le otorgó la protección de la justicia frente a un caso similar, es decir sin que se le haya impuesto una sanción.
La firma de Monterrey, como usted sabe, se amparó contra el señalamiento del organismo que la ubicaba como presunto responsable de prácticas monopólicas relativas, tras agotarse una investigación.
El señalamiento sería rectificado tras agotarse una segunda parte, es decir la evaluación de pruebas de cargo y descargo.
