México y Estados Unidos perdieron la gran oportunidad de agilizar y abrir sus fronteras a la modernidad en las últimas dos décadas.
En cambio ambos países comparten hoy en día una frontera dura, estricta y muy vigilada que semeja la división de dos países extraños y casi enemigos.
¿Pero qué pasó en estos años cuando en los años noventa y a raíz del Tratado de Libre Comercio se habló de una frontera amiga y abierta al estilo de los países europeos?
"Fueron varios factores, en primer lugar el gran flujo de indocumentados de México a comunidades norteamericanas en donde no había inmigración, además de los atentados terroristas de septiembre 11 del 2001".
"Todo ello provocó un sentimiento en la población norteamericana a favor de una frontera más fuerte y vigilada. Estados Unidos reaccionó con programas para controlar la frontera que iniciaron en tiempos de Clinton y las medidas se endurecieron al paso del tiempo".
Quien habla es el embajador Jeffrey Davidow, un experto en las relaciones de Estados Unidos y Latinoamérica, pero especialmente con México en donde fue embajador del año 1998 al 2002, durante el segundo periodo del presidente Bill Clinton.
A sus 65 años y con una trayectoria diplomática impecable, Davidow es tremendamente realista y a la vez pesimista para quienes sueñan con una pronta reforma migratoria.
Reconoce que se perdieron años valiosos en las relaciones fronterizas entre México y Estados Unidos. Y más en el tema migratorio en donde varios factores complicaron este complejo problema.
-¿Qué se necesita para alcanzar la añorada reforma?-, preguntamos.
Dentro de la bulliciosa cafetería de la Universidad de California en San Diego, en donde preside el Instituto de las Américas, Davidow responde:
"Se requiere enfrentar globalmente la situación migratoria. Crear un sistema migratorio más completo y menos injusto, para ello se necesitan cambios legales profundos en Estados Unidos.
"Necesitamos saber primero quiénes están legalmente en el país, crear un sistema de identidad más efectivo porque la tarjeta de Seguro Social no funciona, y de ahí partir para realizar la reforma en las leyes migratorias".
-¿Existen posibilidades reales para una reforma en el Gobierno de Obama?
Dudo que Obama pueda hacer mucho en el próximo año, habrá una ventanilla de oportunidad en el año 2011 poco después de las elecciones de noviembre del 2010 y antes de las campañas presidenciales del 2012. Pero no será fácil.
Davidow vivió los años de transición en México y su gestión como embajador dejó un buen sabor de boca. Ahora desde California promueve constantemente a México y mantiene una relación muy cercana con sus actores políticos y económicos a través de un ciclo de charlas mensuales que instituyó con el nombre de "Tequila talks".
Sobre la relación Obama-Calderón que arrancó de maravilla y que parece haber entrado a un frío impasse, aclara:
"Obama y Calderón tienen buena química, las relaciones entre México y Estados Unidos son bastante complicadas, pero existe hoy más colaboración entre los dos gobiernos, mejor que nunca. Sobre el tema migratorio pienso que el Gobierno de México no debe tomar una posición, es un asunto totalmente interno y de intervenir México afectaría negativamente, se podría entender que se está entrometiendo en asuntos domésticos".
Davidow se retiró del servicio diplomático con el máximo rango luego de 34 años de servicio, pero el Gobierno de Barack Obama y muchos políticos lo consultan día tras día.
Asegura que no regresará a un puesto oficial porque ya no tiene la paciencia para enfrentar la burocracia, pero quienes conocen su capacidad y talento consideran que en cualquier momento puede ser llamado a un cargo de envergadura en el Departamento de Estado o la Casa Blanca.
Más que un aliado para México sería una bendición tener a Jeffrey Davidow en un alto puesto y más si se trata de asuntos relacionados con la frontera mexicana y la migración.