Decenas de fieles de esta creencia emergente, asisten al barrio de Tepito para rezar por la Santa Muerte y agradecerle por los milagros cumplidos. (El Universal)
‘El Güicho’ tiene mucho que agradecer a la Santa Muerte por eso no duda en acudir cada mes a la misa especial.
El grito “¡qué viva la Santa Muerte!” indica que la primera misa de 2009 dedicada a la Niña Blanca terminó. Cientos de personas congregadas en su capilla entre las calles de Alfarería y Panaderos, en la Colonia Morelos —a unos pasos de Tepito— rompen la quietud y se desplazan.
Son las 9:30 de la noche del primer día del año. Los creyentes de La Flaca intercambian dulces, paletas, cigarros, bendiciones de tequila para las imágenes, inciensos y olor a marihuana en agradecimiento por los “milagros cumplidos”.
El Güicho es uno de ellos. Tiene 19 años y dice: “Tengo mucho que agradecerle a La Santa”. Por eso no dudó en ir, como cada mes, a la misa especial.
“La traigo aquí bien pegada y bien chida” y descubre su brazo izquierdo. Otros le miran y lo felicitan.
A las 7:45 pm, El Güicho, vendedor de telas que vive en La Lagunilla, salió de su casa para llevar a su Niña a la misa. Tomó la figura negra entre sus manos y caminó.
“Bienvenidos”, dice el encargado de llevar la celebración. “Agradecemos que prefieran estar en esta capilla, así como lo hacen otros hermanos en los mil 500 centros dedicados a nuestra Santísima Muerte”.
La calle Alfarería se llena. El Güicho y sus amigos —un instructor de gimnasio y su amiga— guardan silencio.
“Santísima Muerte estamos aquí para suplicarte que nuestra fe inquebrantable hacia Dios y hacia ti nos dé fortaleza y nunca decaiga nuestra fe”. Las palabras mezclan con las miradas, el olor a thinner, el sudor, la basura, padres nuestros y aves marías.
Una fila de personas arrodilladas —“¡Va otra manda!”— se desplaza para llegar a la imagen de la capilla. “¡Vamos amigo, ya llegaste, un poco más, ánimo, ánimo!” alienta un señor a otro que desfallece.
Mientras, avanza la “fila de mandas”: mujeres llorando y con el rimel corrido, algunas con bebés, jóvenes casi niños que apenas pueden moverse y hombres con imágenes de La Niña Blanca. “Va por a´i”.
También aparece la cajita de la “coperacha”. “¡Te invocamos Santísima Muerte!, ¡Venid que te estamos llamando!” dice el guía de la misa. “Ahora todos van a levantar a sus imágenes, figuras, o medallas de La Santa para que sean bendecidas por ella”.
Los ojos cerrados. Las cabezas abajo. “Vamos a abrir nuestro corazón a La Santa Muerte y le vamos a pedir que nos dé trabajo, salud, bienestar y vamos a darle gracias a Dios por permitirnos llamar a la Santísima Muerte”.
“Santísima Muerte, creo en ti desde el principio de los tiempos, Santísima Muerte creo en ti porque eres justa, lo mismo te llevas a un joven que a un viejo, que a un rico o un pobre”, repiten El Güicho y sus demás adoradores.
Poco o nada les interesa que la Secretaría de Gobernación (Segob) no ha avalado a la Iglesia Santa Católica Apostólica Tradicional Mex-Usa, por “falta de personalidad jurídica”. “Yo adoro a la Muerte y hasta le tengo un altar”, canta un señor, igual que Los Originales de San Juan en su corrido dedicado a La Santa, casi al final de la reunión.
“La Santa Muerte no juzga, nosotros con nuestra fe no atacamos a nadie, así como lo acaban de decir, el que no sepa de nuestra Santa mejor que ni se meta y todos en paz”, dice El Wiper.
“¡Se ve, se siente, La Santa está presente!”. La misa termina. Los asistentes vuelven a sus casas. El culto que inició en los años sesenta en Veracruz y se consolidó en Hidalgo en 1965, en este 2009 está más que reafirmado.
Se extiende número de fieles
Ni los más de 50 disparos con los que asesinaron a Jonathan Legarie Vargas, “Comandante Pantera” o “Pantera Padrino Endoque”, representante del culto a la Santa Muerte en México han logrado que el número de seguidores de La Niña Blanca disminuya.
Actualmente se estima que más de 2 millones de personas participan en el culto a la Santa Muerte.
Este culto no está aceptado por El Vaticano, ni tampoco sus organizaciones de fieles y líderes han obtenido el reconocimiento oficial como agrupación religiosa de la Secretaría de Gobernación.
La fe en La Flaca se ha extendido y tras llegar a Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Campeche, Morelos, Nuevo León, Chihuahua, Distrito Federal y algunos lugares de Estados Unidos, ahora sus creyentes usan Internet para difundir su culto.
En YouTube hay casi 2 mil resultados relacionados con el tema. Los videos abarcan tres partes de un documental, misas de iniciación, investigaciones individuales y ediciones dedicadas a la Santa Muerte, principalmente.