EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Regreso a clases, una buena oportunidad

ROLANDO CRUZ GARCÍA

Nos encontramos ante un nuevo ciclo escolar (2009 - 2010), casi por terminar la primera década del nuevo milenio y se nos presentan sensaciones y sentimientos muy disímbolos. Por un lado, el inevitable regreso al trabajo académico; labor que nos involucra a todos: directivos, profesores, personal de apoyo y alumnos, sin olvidar la responsabilidad de los padres de familia. Por otro, la extraordinaria oportunidad de iniciar todos, un nuevo ciclo de formación.

La escuela nos regala cada inicio de ciclo una nueva esperanza, un panorama prometedor hacia el futuro, una oportunidad valiosísima de enmendar lo que en el ciclo anterior hicimos inadecuadamente.

A los directivos, se les presenta nuevamente la valiosa oportunidad de realizar un trabajo destacado, desarrollando todas y cada una de las actividades propias de su importante función, no sólo los aspectos burocráticos, sino la posibilidad de implementar el desarrollo organizacional en sus escuelas. Desde la planeación directiva, la organización escolar, la revisión de la normatividad vigente, las decisiones institucionales y la evaluación y el control de las actividades educativas. Finalmente, nuestros directivos tienen el compromiso fundamental de propiciar el desarrollo personal, sociocultural y tecnológico de sus colaboradores, con la visión de ayudar a la formación de los alumnos.

A los profesores, se nos presenta la oportunidad de trabajar de nuevo en tan trascendental labor (desde preescolar hasta posgrado) y así cumplir con el compromiso pedagógico para el que fuimos contratados, y que consiste en disponer, orientar y facilitar al máximo la participación y el uso de la razón del alumno para que logre aprender.

Para que los profesores podamos cumplir con tan enorme compromiso, es necesario proporcionarle a la escuela un desempeño relevante, y dicha función involucra al menos los siguientes aspectos: planeación educativa, como un importante ejercicio de anticipación (todo acto educativo, primero tiene que ser imaginado), diseñar estrategias de aprendizaje acordes a las competencias que promoveremos, con la firme convicción de que las vamos a llevar a la práctica. Elaborar materiales y técnicas didácticas para trabajarlas en el aula y finalmente, diseñar un sistema de evaluación que nos permita dar cuenta de los logros que tendremos con nuestros estudiantes.

Al personal de apoyo y asistencia a la educación, les corresponde tener en buenas condiciones las escuelas para lograr trabajar sin distractores, en instituciones limpias, donde den ganas de trabajar; para lo que es necesario reconocerles la importancia de su trabajo.

A los alumnos, les corresponde la labor más importante y no necesariamente la más sencilla: Aprehender; con mayúscula (por su relevancia) y con hache intermedia, que significa "apropiarse de los saberes". Aprender y formarse se convierte en el eje, principio, fundamento y fin del trabajo educativo. Sin embargo, el aprendizaje se ha convertido en un verdadero reto ante la expansión de la información; hay que pasar de la memorización y el aprendizaje repetitivo, al significativo; a saber buscar información, discriminar la que no sirve y comprender la que es valiosa para adueñarse de ella, es decir, que sean capaces de retener la información, de reelaborarla, asociarla, aplicarla, encontrarle sentido y evocarla.

Para los profesores el reto es magnífico, ya que lograr que los estudiantes aprendan con significancia no es nada sencillo, es necesario que los diferentes contenidos programáticos: conceptos, procedimientos, actitudes y valores (es decir, las competencias requeridas) sean trabajados conjuntamente; estableciendo entre ellos el mayor vínculo posible. Se ha demostrado que el aprender de esta manera es siempre un intento de dar sentido al mundo, porque permite apreciar la interrelación, conexión e integración entre la vida, la escuela, el trabajo y las cosas que le rodean.

Para lograr aprender significativamente, es necesario recordar que existen al menos tres puntos de apoyo para conseguirlo: los conocimientos previos como base para los nuevos conocimientos, la integración pertinente de los nuevos saberes en la estructura lógica y psicológica del que aprende, y la motivación del alumno para cumplir con su trabajo y comprender y profundizar en los nuevos conocimientos.

De estos puntos de apoyo el que me parece más complejo de lograr es la motivación, ya que estamos hablando de un estado anímico impulsor que permite mover a los estudiantes hacia una realidad que difícilmente les es atractiva. Para ello es importante para el profesor trabajar los procesos correlativos a la motivación: atención, interés y esfera volitiva del alumno, es decir su actuación voluntaria.

Al iniciar un nuevo ciclo escolar, el apoyo de los padres de familia es básico para lograr que sus hijos se presenten con una motivación intrínseca (móvil interior que despierta interés y causa satisfacción), motivación que debemos aprovechar y no soltar mientras dure la experiencia educativa. Mi más sincero reconocimiento a todos aquellos padres que se ponen las pilas para que sus hijos lleguen a esta nueva experiencia con las menores carencias posibles.

Finalmente, les comparto a todos que la labor escolar y la posibilidad de empezar de nuevo, deben verse como eventos felices, lúdicos, de entrega, de dar y darse, de tener logros importantes, de trascender.

Agradezco sus comentarios a:

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 457096

elsiglo.mx