Dentro de la discusión que se suscitó en relación al decálogo de cambios que propuso el presidente Calderón en su discurso del 2 de septiembre, algún sesudo analista comentó que, en realidad, lo que se está planteando para sacar a México del marasmo y el fracaso es una reingeniería del país.
En lo que no anda tan errado. Aunque habría que hacer algunas apreciaciones pertinentes.
El término "reingeniería" se refiere al cambio en los procesos productivos para hacer una cosa mejor de como se hacía. Y es que los humanos tenemos la cochina costumbre de proceder casi siempre de la misma manera para satisfacer las mismas necesidades. Quienes echan a volar la imaginación y construyen nuevos procedimientos, generalmente son los que revolucionan al mundo. O si no al mundo, por lo menos a sus cuentas de banco.
Un ejemplo de reingeniería clásico sería la línea de producción de Henry Ford. Hasta que al de Detroit se le prendió el foco, todos los automóviles eran hechos uno a la vez, metiendo mano varias docenas de operarios al mismo tiempo. Que se hicieran muchos carros simultáneamente, avanzando en una línea en que cada obrero hacía una sola operación, modificó no sólo la industria automotriz, sino la forma en que vivimos. Por eso Aldous Huxley, en su novela pseudo-utópica "Un mundo feliz", propone a Ford como el nuevo dios o ídolo de la sociedad supuestamente perfecta.
Sí, México necesita una reingeniería. El problema es quiénes son los ingenieros que van a llevarla a cabo.
¿Nuestra clase política, notoriamente inepta, evidentemente incapaz de salirse de sus patrones mentales de siempre?
¿Los partidos que tenemos, que ni siquiera se puede decir que se mueven según una ideología coherente, y son incapaces de escoger a sus mejores hombres (y mujeres, aunque luego las renuncien)?
¿La ciudadanía mexicana, que actúa básicamente por reflejo, reaccionando con el estómago y no el cerebro, y usualmente reacia a estudiar propuestas, modelos originales y novedades?
¿Algún mesías, tropical o no, un hombre providencial enviado por la Virgencita Morena, para salvar al país y mostrarnos el camino?
Según parece, la mentada reingeniería va a estar a cargo de albañiles y máistros de media cuchara. Ello queda en evidencia con la cobarde, medrosa, mediocre propuesta fiscal. ¿Con esos parches queremos reformar al país? ¿Con esa imaginación de pigmeos se pretende enderezar esta nación contrahecha? ¿Con esa ranfla de pusilánimes vamos a encaminar a México al siglo XXI? La verdad, lo dudo. Lo dudo mucho.