El arribo de Barack Obama a la Casa Blanca ha marcado el resurgimiento de la extrema derecha, un enemigo insidioso y peligroso.
Desde su campaña presidencial, los servicios secretos les siguieron la pista para frustrar cualquier intento de asesinato.
Hoy, con un entorno económico adverso que ha expulsado a miles del mercado laboral, la extrema derecha se ha convertido en el asidero de la frustración y el enojo que comenzó ya a enfilar sus baterías contra la política económica de Obama, pero también contra los inmigrantes, los promotores del control de armas, los defensores del libre comercio y las uniones entre personas del mismo sexo.
Según un reporte del Departamento de Seguridad Interior (DHS), la extrema derecha ha encontrado en la crisis económica el terreno ideal para extender a sus ejércitos de afiliados: “Es lamentable, pero es una realidad con la que tenemos que lidiar”, aseguró Janet Napolitano, la responsable de la seguridad interna. “Tenemos muchos factores que podrían traducirse en un repunte de la actividad violenta de los extremistas”, añadió.
Hasta antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando la organización terrorista Al-Qaeda debutó en la escena internacional, el atentado de mayor impacto contra intereses de EU fue perpetrado por extremistas de derecha contra un edificio federal de la ciudad estadounidense de Oklahoma, con un saldo de 168 muertos.
La fecha, el 19 de abril de 1995 y el principal responsable del atentado, Timothy McVeigh, un veterano de la guerra del Golfo Pérsico y antiguo militante del Ku Klux Klan en la localidad de Harrison, en Arkansas, que después se alistó en las milicias ultraderechistas en el estado de Michigan.
Precisamente, la conexión entre las milicias de extrema derecha con algunos veteranos como Timothy McVeigh, ha sido uno de los puntos destacados por el DHS en su informe sobre el resurgimiento de la extrema derecha.
Sin embargo, la sola mención de organizaciones como Veteranos de Guerra en el Extranjero (VFW) en ese reporte ha sido causa de una tormenta política que no podía ser desaprovechada por el partido Republicano, que acusó a Napolitano de convertir a honorables veteranos de guerra “en potenciales terroristas” de extrema derecha. Desde México, donde acompaña al presidente Obama en su primera visita a ese país, Napolitano pidió disculpas públicas y aseguró que la intención del DHS no era ofender a los veteranos de guerra sino presentar “una evaluación objetiva de riesgos ante los que tenemos que estar atentos”.
“Nuestra intención nunca fue difamar a nuestros veteranos”, insistió.
El informe de nueve páginas señala que en los últimos cinco años se ha reportado un incremento de los “ataques de odio contra inmigrantes hispanos”.
Otros blancos de la extrema derecha son los legisladores y políticos a favor de regular la venta e importación de armas de asalto; quienes promueven la legalización de inmigrantes, defensores del aborto y/o del matrimonio entre personas del mismo sexo, así como partidarios de tratados comerciales que, a decir de los extremistas, “destruyen industrias y exportan empleos al extranjero”.