Los australianos recordaron y guardaron luto ayer en servicios religiosos celebrados en todo el país a las víctimas de los enormes incendios que devoraron zonas boscosas la semana pasada.
Más de 180 personas murieron y más de mil 800 casas fueron destruidas cuando unos 400 incendios devastaron el estado de Victoria, el 7 de febrero en el que ha sido el peor incendio forestal en la historia del país.
La Policía arrestó a un hombre que enfrenta acusaciones de incendio premeditado con respecto a una de las conflagraciones y sospecha de que hubo la participación de personas en otro incendio.
Los habitantes de poblaciones en un perímetro de 3 mil 900 kilómetro cuadrados se congregaron en servicios religiosos para orar por los muertos y se dieron fortaleza los unos a los otros. Estas imágenes se repitieron en iglesias de todo el país, que se ha conmovido profundamente con la tragedia.
En Whittlesea, la capital del estado, unas 200 personas asistieron a una misa encabezada por el obispo de Melbourne, Philip Freier, y a la que asistió la gobernadora Quentin Bryce.