Espacio. Fotografía facilitada por la NASA del astronauta Randy Bresnik, especialista de la misión STS-129, junto a un recipiente para bebidas que flota libre en el transbordador Atlantis durante la segunda jornada tras su lanzamiento al espacio. EFE
El transbordador espacial Atlantis, con seis astronautas a bordo, se acopló ayer sin incidentes a la Estación Espacial Internacional (EEI) en el tercer día de su misión para descargar casi 13 toneladas de repuestos en el complejo.
El transbordador permanecerá una semana hasta entregar una carga de repuestos necesarios para mantener el puesto orbital durante otra década.
El acoplamiento tuvo lugar a las 11:51 horas locales (16:51 GMT) a una altitud de 350 kilómetros sobre la Tierra, entre Australia y Tasmania, luego de una maniobra que permitió a los astronautas de la estación tomar fotografías de alta resolución del escudo térmico de la nave.
Las fotografías serán evaluadas por ingenieros de la misión en el Centro Espacial Johnson de Houston, Texas, para determinar si el escudo térmico del transbordador sufrió algún daño durante el lanzamiento el lunes pasado desde Cabo Cañaveral, en el Sur de Florida. Luego de una serie de revisiones de controles de fugas que debería tomar unas dos horas, las escotillas entre las dos naves se abrirán y las dos tripulaciones iniciarán sus operaciones conjuntas, informó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Una vez que la escotilla sea abierta, la astronauta Nicole Stott que estuvo dos meses y medio en la estación pasará a formar parte de la tripulación del Atlantis para su eventual regreso a la Tierra.
Ayer un contendor con equipo fue trasladado desde la bodega de carga del Atlantis por el brazo robótico de la nave al brazo robótico de la estación espacial.
La NASA precisó que las actividades del día van a terminar con los astronautas Robert Satcher y Mike Foreman pasando la noche en la cabina de descompresión para preparar la primera caminata espacial de hoy. Quedan sólo cinco misiones antes de que finalice el programa de transbordadores y la NASA desea entregar a la estación, con la misión del Atlantis, el mayor equipo de repuesto posible que es demasiado grande para ser lanzado al espacio a bordo de cualquier otro vehículo.
Después del retiro de la flota de transbordadores el próximo año, la NASA dependerá de las naves rusas Soyuz para llevar tripulación y equipo a la EEI.
LA ANSIADA ESPERA DE LOS RESIDENTES La astronauta Nicole Stott, residente en la estación espacial desde hace dos meses y medio, se encantó de ver llegar el vehículo que la llevará de vuelta a la Tierra. Divisó el Atlantis cuando estaba a cinco kilómetros (tres millas).
"Tengo mi billete listo y sellado, esperándolos a ustedes muchachos", le dijo Stott por radio al comandante del transbordador Charles Hobaugh.
"¿Quién es?", bromeó Hobaugh.
"Tu pasajera favorita", respondió ella, siguiendo la broma. "Se ven hermosos allá afuera". Poco antes del acoplamiento entre las dos naves, Hobaugh guió al Atlantis a hacer un giro frente a las cámaras de la estación espacial para comprobar que no hubieran sufrido daños los azulejos del revestimiento, capaces de resistir altas temperaturas.
Hasta ahora, todo indica que el transbordador sobrellevó bien el despegue del lunes, dijeron funcionarios de la NASA. Los astronautas revisaron su nave el martes en previsión de cualquier daño durante el despegue, y una rápida revisión a las imágenes de láser indica que todo está bien. Los expertos seguirán analizando los datos, como también un par de centenar de fotos digitales tomadas ayer.
El Atlantis seguirá en el puesto orbital hasta el viernes 27, tiempo suficiente para que las dos tripulaciones -un total de doce astronautas- descarguen casi 15 toneladas de repuestos.
Stott, la única mujer, saludó a Hobaugh con un beso en la mejilla cuando se abrieron las escotillas. Después se quedó en el transbordador, mientras que la tripulación de la estación espacial se redujo a cinco astronautas.
