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Se buscan sirenas

EL COMENTARIO DE HOY

FRANCISCO AMPARÁN

Las sirenas, esos seres mitad mujer y mitad pez, son tan viejos como la mitología. Cuando el océano no era otra cosa que una enorme reserva de misterios, los marineros inventaron esa figura mítica, quizá motivados por una imaginación lujuriosa que no tenía dónde desbordarse, tal vez porque un vigía miope vio medio borrosa a un manatí hembra.

Las sirenas tienen muy mala fama. Se supone que exhiben sus encantos para atraer a los marinos y luego despachárselos en escabeche, a la vinagreta o al mojo de ajo. Sí, la tradición las concibe caníbales. Según Homero, sus cantos eran tan seductores que Ulises tuvo que amarrarse al mástil, para no llevar a su barco y tripulación al desastre.

Pues bien: un pueblito de Israel se ha tomado tan en serio la existencia de uno de esos seres en sus playas, que está ofreciendo un millón de dólares de recompensa a quien pruebe que una sirena ha tomado como residencia esas aguas.

Kiryat Yam es una municipalidad cercana a Haifa, asomada a las azules aguas del Mediterráneo Oriental

Las autoridades de Kiryat Yam vieron la oportunidad de su vida para atraer turistas incautos, y no están dispuestos a dejarla pasar. Y llegaron al extremo de ofrecer un millón de dolarucos para quien pueda presentar pruebas fehacientes de que, en efecto, una sirena anda haciendo su show en las aguas de la localidad.

Qué se entiende por prueba fehaciente, no me lo pregunten. Con las posibilidades que hoy en día brinda el Photoshop, que hace beldades fotográficas donde en la realidad hay esperpentos, dudo mucho que una fotografía sea suficiente.

Interrogado si el municipio tiene dinero de sobra como para andar regalando semejante cantidad, un edil respondió que sería lana bien gastada, teniendo en cuenta las hordas de turistas que traería consigo la comprobación de tan singular residente.

Pues sí; de hecho, en parte la mentada sirena ya empezó a dar dividendos: digo, aquí está un servidor, en un pueblo en medio del desierto que ya quisiera tener agua en las tuberías, no digamos mar, hablando de un villorrio al que jamás había oído mentar. Y sobre un ser que, todos lo sabemos, sólo existe en la imaginación. Pero bueno: todo sea para atraer dólares turísticos. A propósito: alguien debería detectar al Chupacabras en Ixtapa o Cancún. A ver si así.

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