“No estamos tranquilos”, es la frase que dice la esposa de un hombre que fue secuestrado por La Familia de Juárez ante la absolución de cuatro personas acusadas de colaborar en el plagio de su marido. El miedo que vive ahora esta familia en lo particular, es el miedo que tiene toda la sociedad ante la impunidad que se vive en nuestro sistema de justicia.
Cómo podemos creer en las autoridades después de que armándose de valor, varias de las víctimas de esta banda criminal presentaron formalmente la denuncia para que los delincuentes recibieran su castigo, pero sobre todo para evitar que más personas sufrieran un secuestro.
Qué se les puede decir a los familiares de las víctimas de secuestro, que ven con miedo cómo estos hombres pueden volver a las calles. Todo gracias a la resolución del magistrado Luis Martín Granados Salinas, quien anuló el auto de formal prisión contra cuatro acusados, bajo el argumento de que no participaron directamente en los plagios. Es decir, cuidar a un secuestrado o transportarlo en un vehículo no los convierte en culpables de dicho delito.
Sin duda la noticia ha causado indignación a la sociedad que vive con el miedo ser de víctima de un plagio. Delito que ya no es exclusivo de las personas con solvencia económica. El procurador de Coahuila, Jesús Torres Chales, cuestionó la resolución del magistrado, la cual sin duda es un golpe bajo para la dependencia que dirige y que había logrado atrapar a dos bandas de secuestradores.
En este escenario cabe preguntarse, de qué serviría la pena de muerte promovida por el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, si los delincuentes son absueltos por los jueces. El problema de este país es la impunidad, no el tener penas más severas las cuales no logran inhibir el delito. Esa impunidad es la que lleva a la sociedad a vivir con miedo porque como dice la esposa de una persona secuestrada: “no estamos tranquilos”.
